martes, 25 de febrero de 2014

Capitulo 10

Estaba sentada en el marco de la ventana de la habitación, mirando hacia afuera, ya estaba más oscuro pero por suerte no había nubes en el cielo y la luna estaba casi llena por lo que se veía con bastante claridad todo el alrededor de la casa, Zai acomodaba sus cosas; por lo visto la última vez que se había hospedado aquí había dejado su escritorio bastante desordenado. La habitación iba a la perfección con el estilo de "casita de cuento de hadas" que se podía observar desde afuera. La puerta estaba frente a la ventana, el piso era de madera al igual que el techo. Los muebles que podías encontrar eran dos cama de un cuerpo (una junto a la otra), un escritorio con su respectivo espejo y cajoneras (a los pies de las camas) y una silla tapizada a juego con las cortinas en tonos lilas; todo el amueblamiento era de madera pintados de blanco. Me encontraba observando a mi alrededor, recordando bellos momentos vividos allí, charlas extensas de madrugada con mis mejores amigas y a veces también con Wanda, mirando las fotos que estaban en los cuadritos que colgaban de las paredes, cuando alguien golpeó la puerta. Me levante enseguida para abrir y me encontré con Pedro sonriéndome al otro lado.
-Hola -le dije y le sonreí, todavía parada frente a él- ¿qué haces por acá?
-Nada, me aburría -me respondió y corrió mi mano, que estaba en el marco de la puerta para poder pasar-. Permiso -dijo mientras lo hacía.
-Sí, pasa –le respondí y me senté en la punta de la cama en la que iba a dormir yo-. Igual yo tampoco me divertía mucho, eh.
-¡Eso porque sos mala amiga y no me ayudas! –me gritó Zaira tirándome una revista que estaba por dejar acomodada en su escritorio, pero antes de que logre golpearme Pedro la atajó.
-Eu, yo te dije que te ayudaba pero a penas toco algo me decís que no va ahí –le reproché.
-Sí, me imagino que hace eso –asintió Pedro y se sentó frente a mí en la cama de Zai.
-¡Che! No la defiendas, yo soy tu prima.
-Pero Paula me cae mejor -le respondió el, me miro y me guiñó un ojo. Me hizo reír… Y sentí calor apoderándose de mis mejillas.
-¡Pedro! -se quejó ella y ambos nos reímos, luego se unió a nuestras risas y se puso a terminar de ordenar, sin reprochar más.
Momento de silencio, solo escuchábamos a Zai tarareando una canción de Arjona, yo la miraba a ella pero estaba segura de que Pedro tenía sus ojos fijos en mi y eso me incomodaba bastante. Me ponía nerviosa.
-Así que... -comencé a decir, tenía que sacar algún tema, el silencio me estaba por volver loca- ¿esta noche vemos la película que traje?
-Ay si. Por favor. Hace meses que quiero verla -pidió Zaira, acomodando las últimas de sus chucherias y sentándose a mi lado-. Es media romanticona Pepe, ¿no importa, no?
-Y bueno, estando con dos chicas algún día me iba a tocar la peli de amor -aceptó con una media sonrisa en rostro. En ese momento escuchamos como Nora nos llamaba a comer así que bajamos y pusimos la mesa entre los tres para luego sentarnos a comer.
Rapidamente liquidamos las empanadas que habíamos comprado por el camino, sabíamos que íbamos a llegar de noche y nadie iba a tener ganas de cocinar. Los papás de mi amiga subieron a su habitación después de lavar los vasos y pocos platos que habíamos utilizado, nos dijeron que estaban cansados de su semana de trabajo en la ciudad, ahora querían aprovechar el silencio del campo para descansar.
Con los chicos nos acomodamos en el sillón cama (que todavía estaba en forma de sillón) en el que luego dormiría Pedro para poder ver la película. Cuando estaba por tocar el botón de Play, Zai me detuvo.
-Espera. ¡Tengo antojo! –dijo mientras me sacaba el control de las manos.
-Ups. ¿Se me viene un sobrino? –comentó Pedro haciéndose el preocupado aunque yo ya sabía que bromeaba.
-¡Nada que ver! – Le dijo Zai y le golpeo el hombro-. Es que me gustaría ver la película comiendo unos pochoclos. ¿Habrá maíz por acá?
-Si vos no sabes… -Le dije pero me levanté enseguida para ir a revisar la alacena de la cocina.
Mientras estaba en puntas de pie, corriendo latas y bolsas de las provisiones de los Nara de un lado para el otro de los estantes para revisar todo sentí unas manos que se posaban en mi cintura y me sobresalté. Enseguida me di vuelta y me encontré con Pedro, que estaba muy cerca mío, “demasiado” me dije y me escapé por debajo de uno de sus brazos que todavía seguían a mí alrededor. ¿Por qué me tocaba así? Esta su prima, mi mejor amiga a unos metros nuestro, además jamás le di ningún indicio de nada, nada de onda, nada más que amistad…
-Uh. ¿Te asusté? –Me preguntó y el color subió a sus mejillas-. Perdón. Solo iba a correrte a un costado para agarrar una olla de abajo.
Bueno, okey. Fui media mal pensada, solo quería correrme, pero por qué no solo lo dijo… No sé. Em, ¿qué estaba haciendo yo acá? Ah, sí. Maíz.
-Creo que al fondo de dónde estaba buscando estaba la bolsa con el maíz, ¿la agarras vos mientras yo busco el aceite? –le dije sin decirle nada del susto, o sobresalto, o nervios que me hizo sentir. Asintió y encontró el paquete que buscábamos, rápidamente puse un poco de aceite en la olla, tiramos unos granos de maíz y la tapamos. Cuando los pochoclos comenzaron a saltar Zai apareció en la cocina y nos ayudó a ponerlos en un bowl y hacer caramelo.
Una vez que estuvieron listo los pochoclos volvimos a sentarnos en el sillón, me ubique entre medio de los primos, Zai apagó la luz de una lámpara de pié que estaba a su lado, la única que seguía encendida, Pedro dio Play a la película y nos sumergimos en la historia de la misma…

-Menos mal que Zai era la que estaba interesada en la película –me dijo Pedro y logró que sacara mi concentración de la película. Lo miré a él sin entender lo que me había querido decir y cuando me volví para ver a Zaira entendí todo. Estaba a mi lado profundamente dormida.
-¡Ay! Menos aguante tiene esta chica. No sirve para ver películas de noche. Podríamos estar viendo su película favorita y se dormiría igual -le comente en voz baja, conteniendo mi risa.
-Encima quedan los últimos 20 minutos, se va a perder lo mejor.
-Espera, pone pausa que la despierto así lo ve –le dije a Pedro y él enseguida se estiró hacia adelante para tomar el control remoto de la mesita ratona y presionar el botón de pausa. Yo me levanté y comencé a mover con cuidado a Zai tomándola por los hombros. Por suerte esta vez no fue como cuando no lograba despertarla en el quincho de su casa sino que se despertó rápido. Pero creo que no sabía ni dónde estaba, miro para todos lados y luego fijó la vista en la pantalla del televisor.
-No me digan que otra vez me perdí el final de la película –preguntó refregándose los ojos.
-No, no sé hace cuanto te dormiste para todavía faltan 20 minutos aproximadamente para que termine –le dijo Pedro asomándose por detrás mío para poder mirarla.
-Por eso te despertaba, así no te lo perdes –agregué.
 -Mmm, pero tengo mucho sueño –dijo a la vez que bostezaba-. Mejor la termino mañana.
-¡Ay! Pero esta en la mejor parte amiga. ¡No me quiero quedar con la intriga –me quejé-. Dale, aguanta un poquito.
-No doy más, es que hoy me levanté temprano para ayudar a mamá con muchas cosas –se incorporó en el sillón y se estiró-. Ustedes terminen de verla si no, yo mañana la veo. Me voy a la cama –dijo y se levantó. Comenzó a subir las escaleras y mientras lo hacía nos saludó con la mano.
-Okey. Nos abandonó –concluyó Pedro medio riéndose.
-Sí, menos aguante tiene la morocha –le dije-. ¿La seguimos viendo?
-Dale –aceptó, tomó el control remoto y pulsó el botón de Play.
La película siguió avanzando y como buena película de amor llegó el momento de mayor conflicto donde yo no pude evitar que se me escaparan algunas lágrimas, me daba vergüenza pensar que Pedro tal vez me estaría viendo así, me incomodaba un poco, pero no podía evitar el hecho de llorar. Soy tan llorona con este tipo de películas… Al llegar el final el conflicto se resolvió pero de una manera un poco inesperada que me hizo volver a llorar ahora mezcla de emoción, amor, todo junto. ¡Qué maricona soy!
Los títulos aparecieron en pantalla y como el fondo era negro toda la habitación quedó más oscura de lo que ya estaba, podía sentir a Pedro a mi lado mirándome, pero no quería volverme hacía él y que me vea toda llorosa. De repente sentí una de sus manos en mi hombro, hizo que me volteara y rápidamente intenté secarme los restos de lágrimas que quedaban en mi cara pero con su otra mano me detuvo y él se encargó de sacarme acariciándome la mejilla a la vez. Un escalofrió me recorrió  el cuerpo, cerré los ojos ante el contacto y el cabello de mi nuca se erizó. “¡Basta Paula!” me dije por enésima vez desde que había conocido a Pedro. Este chico conseguía ponerme muy nerviosa pero a la vez me gustaba mucho estar con él, la pasaba bien, me divertía…
Me separé, consiguiendo así que retirara su mano de mi rostro y le dije que encendiera la luz para poder ver la escalera, así ya nos íbamos a dormir.
-¿Tenés sueño? –me preguntó y quise ser sincera.
-No mucho, pero bueno… Es bastante tarde –le dije.
-Yo, la verdad es que estoy re despierto todavía. Tenía pensado ir caminando hasta el laguito, esta acá no más –me comentó y extendió una mano hacia mi-. ¿Queres venir?
Evalué mis posibilidades: Irme a la habitación, encontrarme con Zaira durmiento y yo quedarme desvelada y sin nada qué hacer; o salir de a caminar un poco, tomar aire de campo para desconectar de la ausencia (extendida) de mi novio, y pasar tiempo con Pedro.
-Dale, vamos –le dije sonriendo y me enganché en su brazo. Pude ver cómo una sonrisa se apoderaba de su rostro. Nos dirigimos hasta la puerta y al abrirla un vientito bastante fresco entró a la casa.- Creo que voy a tener que buscarme una campertita –le dije mientras me abrazaba el torso para sacarme el frío que se había apoderado de mi.
-Esperá, te presto un buzo mío, así no tenes que subir –me dijo y sin dejarme responderle se puso a revolver su mochila.
Se acercó y me ayudó a ponerme una campera de él. Me quedaba un poco grande pero no larga, ya que en cuanto a altura éramos casi iguales. Y tenía su perfume, que rico perfume. Abrió la puerta y me dejó salir primero, agarró las llaves (porque no daba quedarnos afuera) y me siguió luego de cerrar la puerta.
Caminamos uno al lado del otro, sin tocarnos esta vez y también sin hablar, nos alejamos un poco de la casa y seguimos el camino por el que habíamos entrado al campo, pero no camino a la ruta, sino hacia el otro lado. El cielo seguía despejado y había millones de estrellas brillando allí arriba. Vivir en la ciudad tenía sus pro y sus contra, uno de los contra más grandes era definitivamente que pocas veces podíamos ver tanta estrellas como las que estaba viendo en este momento. Como Pedro me pudo ver observando el cielo sin cansancio empezó a comentar y enseñarme los nombres de algunas constelaciones que él conocía, las famosas tres marías, el detalle de dónde estaba la vía láctea (que en la ciudad no la identificábamos ni de casualidad), la cruz del sur, entre otras.
-¿Cómo sabes tanto de las estrellas de acá? En España no se ven las mismas constelaciones, ¿no? –le pregunté.
-No, pero cuando todavía vivíamos acá mi mamá me había regalado un telescopio, nos pasábamos noches enteras mirando por él e investigábamos juntos las cosas que encontrábamos en el cielo –me respondió y pude notar la melancolía en su voz, no pude evitar sacar la vista de las estrellas y acariciarle el brazo para hacerle sentir mi apoyo. Volvió la vista hacia mí, deteniendo su paso y me sonrió.
-Tranquila. No me voy a poner a llorar como el otro día –me dijó riendo. Fue un día fuera de lo común… La extraño siempre pero no me pongo a llorar cada vez que la menciono –saque mi mano de su brazo, media avergonzada, no quería que pensara que le tenía lastima o que pensaba que era un “flojito”. Él, al darse cuenta de mi acción agregó:
-Igual gracias por tu caricia –con sus manos me invitó a volver a caminar.
Enseguida llegamos a un grupo de árboles que estaban bastante juntos uno con el otro, cruzamos ese pequeño bosquecito en menos de dos minutos y nos encontramos parados frente al lago. La luna se reflejaba en él, no podía haber belleza más grande que esa. Un suspiro se me escapó de los labios al ver el paisaje que tenía frente a mí y creo que Pedro lo interpretó como que me había dado frío porque dio un paso (que era la distancia que lo separaba de mí) y me pasó un brazo por los hombros. Lo miré, sobresaltada por su cercanía. Otra vez me sorprendía, no me acostumbraba a esta confianza entre nosotros, pero me gustaba… Me di cuenta de que sí, había estado teniendo frió así que me acurruqué más contra él, pero apenas lo hice bajo su mano a mi cintura y me volvió de frente a él. Su mano libre la colocó en mi barbilla e hizo que lo mirara a los ojos. Los suyos, del color del caramelo derretido y cálido, estaban fijos sobre los míos y demostraban firmeza, seguridad. Expresiones que no había visto en él desde que llegó hasta ahora, ya que siempre se lo podía ver más tímido que seguro, más escapando de mi mirada que mirándome con firmeza. Algo había cambiado en su actitud con respecto a mí y  creo que sentía una alegría en mi interior porque así fuera.
Se acercó a mí, un poco más, cada vez más y yo no podía reaccionar, no entendía, no quería entender qué estaba pasando, o tal vez alguna parte de mi subconsciente solo quería dejar que pasara.
Sentí sus labios sobre los míos de un momento a otro. Firmes, cálidos. Cerré mis ojos, sin pensar en lo que hacía él, en lo que estaba pasando, sin pensar en absolutamente nada. Como no notó resistencia alguna en mí, me abrazó con más fuerza y rozó sus labios contra los míos. Pero en ese momento, en el que estaba a punto de dejarme llevar, de devolverle el beso que él había comenzando recordé, volví a la realidad y una sola palabra apareció en mi mente, un nombre… Martín.
Me separé de Pedro y sin mediar palabra alguna comencé mi camino de vuelta a la casa, no lo esperé y no me siguió tampoco.

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Dedicado a mi loca amiga Vann! Te quiero montones!!! ♥ Gracias por todo.

Buena semana a ustedes. Nos leemos el lunes que viene. Perdón por la demora de este capitulo pero no me estuve llevando muy bien con la tecnología estos días.

Besos.
Agos ☺

5 comentarios:

  1. Que lindo capitulo!!!! subi mas seguido porfa! es muy linda la nove

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  2. No lo podés dejar ahí!!! pero es entendible q esté confundida! Quiero leer el próximo!

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  3. Ayyy no lo puedo creer! no lo podes dejar ahí Agos!!!! jajaja
    Me encantó, espero el próximo, beso!

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  4. muy lindo cap me encanto que la haya besado espero que no se enoje con el por sus sentimientos

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