-Pau -susurra-, no quería despertarte. Venía a dejarte una notita pero bueno, te digo a vos, ahora.
-No importa -me incorporo un poco y acomodo las sábanas que tenían a mi pie derecho atrapado-. ¿Qué pasó? ¿Qué hora es?
-Las 7, ahora seguís durmiendo si queres. Me estoy por ir y quería dejarte dicho que la pasen lindo con los Nara porque seguro que salen antes de que papá y yo volvamos de trabajar.
-¡Ay! Sos un tierna, mamá -me conmovió-. Igual sabes que te iba a llamar por teléfono más tarde, seguro, y me podías decir.
-Sí, pero sabes que me gusta dejarte notitas -me sonrió- por eso venía.
-Lo sé -le sonreí-. ¿Papá ya se fue? -le pregunte y negó con la cabeza-. Entonces espera, que me levanto y los saludo a los dos.
Eso hice, fui hasta el living abracé a mi papá y le di un beso, volví a saludar a mi mamá y los despedí diciéndoles: “Hasta el lunes”. Que era cuando teníamos planeado regresar del campo y ahí volvería a verlos.
En cuanto cerré la puerta de calle, fui al baño y volví a mi habitación pero antes de volver a acostarme busqué mi celular para encenderlo y poner la alarma a las 10:30, no quería dormir hasta el medio día, anoche me había acostado temprano. A demás quería aprovechar la mañana para armar el bolsito con las cosas que iba a llevar estos días al campo. En cuanto mi celular se encendió me entró un mensaje. ¿Quién me buscaba tan temprano? ¿Mamá se habría olvidado de decirme algo? Pero no. En la pantalla podía leer: “Nuevo mensaje de Pepe.” Qué raro… Lo abrí entre intrigada y extrañada, pero a la vez con un sentimiento como de ¿ilusión? El mensaje decía lo siguiente: “Hola Pau. Buen día! Te quería contar que acabo de sacar el registro. Parece que no me olvidé cómo se estacionaba jaja. Perdón por la hora, espero no despertarte pero estoy contento y lo quería compartir con vos. Besos."
Una sonrisa se dibujó en mis labios, por qué, no sé, me gustó que pensara en mí para compartir una alegría. Está bien, últimamente compartíamos muchas cosas durante el día porque siempre estábamos juntos con Zai también, pero… Em… Nada, solo me puso feliz que pensara en mi.
Le respondí enseguida: “Buenísimo Pepe. Te felicito! No te hagas drama por la hora, mi mamá ya me despertó sin querer jajaja.”
Deje mi celular en la mesita de luz, encendido por si volvía a responder y me recosté, estaba bastante despierta, pero no daba quedarme sin dormir más ya desde las 7 de la mañana, a esta noche, al llegar al campo iba a llegar muerta de sueño. Me volví a levantar, fui hasta la mini biblioteca que tenía en mi cuarto y tomé uno de mis libros favoritos: “Persuasión” de Jane Austen. Y si, como buena Susanita que soy, amo los clásicos. Lo comenzaré a leer hasta que me agarre sueño otra vez.
Cuando iba por el segundo párrafo mi celular vibró y sonreí instantáneamente, sabiendo que sería Pedro.
“Ah, bueno, menos mal porque ya me sentía mal por haberte mandado el mensaje, me ibas a odiar. Nos vemos más tarde Pau, me voy a acostar un rato ahora que llegamos a la casa. Acordate de llevar esa peli que te pidió Zai. Así a la noche la vemos. Besos”
“Cierto. Gracias por hacerme acordar, ya me estaba olvidando jaja. Nos vemos. Besito”
Ahora sí, apague mi celular, leí un capítulo del libro y al terminarlo lo marque y me acosté, descansé pero no volví a dormirme profundamente así que a las 9 me levanté, y prepare el desayuno, seguramente Delfi en un rato ya se despertaba.
Efectivamente a las 9:30 Delfi apareció por la cocina y desayunamos juntas, luego nos pusimos a mirar televisión, y la pequeña me ayudó a armar el bolso. Así se me paso toda la mañana, para el medio día Gonza se levantó y almorzamos los tres juntos. No veía el momento de que Zaira me llamara para decirme que fuera para su casa, que ya viajábamos. Hacía mucho que no visitaba el campo y guardaba muy lindos recuerdos allí de mi infancia y adolescencia con mis mejores amigas. ¡Cómo extrañaba a Flor! Decidí enviarle un mensaje ya que desde hacía dos días que no me comunicaba con ella y quería saber cómo la estaba pasando. Mientras escribía una llamada entrante me interrumpió. ¡Martín! Corrí a mi habitación, me senté en la cama y lo atendí muy efusiva, contenta de poder hablar con él.
-¡Hola gordito! ¿Cómo estás? –le dije casi gritando.
-Hola Pau. Todo bien, ¿y vos? ¡Casi me dejas sordo! –me respondió él riendo.
-Perdón, es que me agarraste de sorpresa, no pensé que me llamaras hasta la noche, como me habías dicho en el mensaje ayer.
-Sí, es que tengo noticias y no me aguanté. Quiero contarte –no se por qué, pero que no hay dicho “buenas noticias”, que solo haya dicho “noticias” me inquietó un poco, pero antes de volverme loca sin motivos decidí contar hasta 10 y esperar a que me cuente.
-¿En serio? Contame gordo.
-Siempre ansiosa vos. Bueno, no dije buenas noticias, porque no sé cómo te lo vas a tomar, pero es muy importante para mí –yo sabía que algo así venía, ahora sí dejé que los nervios me invadan, no iban a ser sin razón-. ¿Viste que además de las vacaciones estuvimos buscando cosas sobre el mundial, para trabajos para la facultad. Bueno estuvimos con muchos periodistas deportivos de allá, de Argentina y uno de ellos me recomendó a TyC Sports y… ¡me contrataron! No me voy a quedar hasta que empiece el mundial, pero si me voy a quedar durante febrero acá. Vuelvo a Argentina y en junio estaré acá de nuevo… -No sabía qué decirle. Era una oportunidad genial para él pero… ¡Tanto tiempo sin vernos! Eso no estaba en mis planes, aunque suene egoísta ya quería que se volviera-. Gorda, ¿estas ahí?
No me di cuenta de que me había quedado pensando, cayendo en la nueva realidad y no le estaba respondiendo nada.
-Sí, perdón, es que… Me dejaste sin palabras.
-¡Un milagro! –bromeó y me hizo reír.
-Tarado. Es que, te voy a extrañar mucho. Pero es LA oportunidad para vos. Y lo entiendo.
-Gracias, sabía que lo ibas a entender. No te preocupes que nos vamos a seguir comunicando por celu y ahora voy a estar en la ciudad así que seguramente tenga más internet.
-Bueno, está bien. Yo este finde lo voy a pasar con la familia de Zai al campo, voy a ser yo la que tenga poca señal pero por lo menos por mensajito nos hablamos… Como hasta ahora.
-Ah, qué bueno. ¡Qué disfrutes amor! Nos hablamos después, que me voy a gastar todo el saldo sino, y le quiero contar a mamá.
-Dale, amor. Nos hablamos. Besos.
-Te amo –me dijo
-Yo también –le respondí casi en un susurro y corté la comunicación.
Baje el brazo con mi celular agarrado, lo deje en la cama y me tire de espaldas, acostándome y así estuve, quieta por varios minutos, solo pensando, tratando de entender los sentimientos que tenía en este momento. Yo había supuesto que iba a extrañarlo un montón durante este mes pero por suerte Zai y Pepe me distrajeron y me divertí mucho con ellos, lo extrañé pero no fue nada extremadamente trágico como había imaginado en un principio. Pero ahora… Yo esperaba que en una semana y media más esté de vuelta, conmigo, otra vez tenía que hacerme a la idea de hablar una vez por día, o de solo intercambiar algunos mensajitos. Extrañaba sus abrazos, sus besos; principalmente lo que me hacía sentir cuando me abrazaba o besaba.
En algún momento mientras pensaba me habré quedado dormida porque me desperté cuando mi celular volvió a sonar. Con la esperanza de que todo haya sido un sueño me levanté y atendí, era Zaira.
-Hola amiga. ¿Cómo andas?
-Hola Pau. Bien, ¿vos?
-Todo bien.
-¿Segura? –me preguntó y me extrañó que me diga eso.
-Sí, ¿por?
-Porque estuve hablando con Juan, el del club, ¿te acordas? Por facebook y él es amigo de Martín y me contó que se enteró que se quedan más tiempo en Brasil.
-Ah, eso –dije y la seriedad volvió a mi rostro. No había sido un sueño, lamentablemente-. No sé, no sé qué pensar. Lo quiero y por eso quiero que salga adelante y que haga las cosas que le gustan pero también lo extraño conmigo.
-Me imaginé amiga. Esta noche te consuelo con mis abrazos por lo menos –me dijo y rió.
-Gracias amiga. Sé que siempre estas. Sos lo más. Pero no hay abrazos como los de él.
-Bueno, arriba Pocha –me dijo en tono de reto-. No quiero verte mal. Hablando de verte… ¿Ya tenes todo listo? Si queres anda viniendo a casa que seguramente papá en media hora ya llega del trabajo, iba a ver si se podía escapar un poquito antes.
-Sí, ya tengo todo. Ahora veo en qué andan Gon y Delfi, y voy. Nos vemos. Te amo amiga. Gracias por todo.
-De nada gordi, nos vemos en un ratito. ¡Te amo más! –me dijo y escuche como colgaba.
Bajé y me encontré con mis hermanos muy entretenidos jugando a la Play Station, llamé un remis, me despedí de ellos y salí rumbo a la casa de mi amiga.
Al mismo tiempo que mi remis estaba estacionando frente a la casa de Zai, el papá de ella llegó, genial, pronto partiríamos hacia el campo.
Pagué al chofer y baje mis cosas, entre junto con Andrés y saludé a Nora, comenzaron a cargar el auto y yo subí a buscar a Zai y a Pepe. Golpeé la puerta de la habitación de mi amiga y como no respondió, la llamé por su nombre, me respondió desde el baño de enfrente, diciéndome que ya salía, así que caminé hacía el final del pasillo y golpeé la puerta de la habitación de Pedro. Abrió enseguida y me di cuenta de que iba a decir algo pero cuando me vio se quedó en silencio un momento y después me saludó.
-Hola Pau. Pensé que eras Zai. ¿Cómo estás? –me dijo, dio un paso hacia adelante y me dejó un beso en la mejilla. Me agarró desprevenida y me quedé cual estatua pero enseguida me obligué a reaccionar y le sonreí.
-Bien, ¿y vos?
-Bien también. ¿Lista para viajar?
-Lista y ya llegó tu tío, me mandaron a avisarles que vayan bajando las cosas –le avisé.
-Ah. Buenísimo. Ahí agarro todo entonces.
-Dale, yo voy a ver si Zai necesita ayuda. Te veo abajo.
Zai salió del baño y la ayudé a bajar sus cosas, cargamos todo en el auto y emprendimos el viaje. Me senté entre Zai y Pepe e íbamos charlando muy entretenidos así que la hora se nos pasó volando. Nos encontrábamos frente a la tranquera donde se podía ver el nombre del campo: “La hacienda”, que tantas veces ya había visto.
El sol estaba cayendo y se podía ver todo con un hermoso tono rojizo, comenzamos a avanzar por el camino de tierra que conducía hacia la casa, este estaba rodeado de arboles bien altos, por el camino nos cruzamos con dos huecos donde faltaban los arboles que antes habían estado ahí y Andrés nos explicó que eran los que se habían caído por la tormenta que hubo durante la semana. Al final de 1 kilometro y medio de camino pudimos ver la hermosa casita, que parecía una cabaña sacada de un cuento de hadas, por eso siempre amaba ir allí, parecía que los príncipes y los duendes eran reales cuando estabas en este lugar. Bajamos el equipaje y con Zai subimos la escalera hacía las habitaciones, nosotras nos alojamos en la que siempre había sido de ella y Wanda, en la otra dormirían sus padres y a Pedro le tocaba el sillón cama del living.
Dejando de lado toda la tristeza que me había invadido esta tarde, abrí la ventana respire hondo llenándome del mágico aire de ese lugar, me relajé y me propuse pasar un hermoso fin de semana.
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LINDO fin de semana van a pasar en el campo ;)
Buena semana a ustedes! Beso grande!
Agos ☺
muy bueno,seguí subiendo!!!
ResponderEliminarAyyy ya quiero que llegue el finde en el campo!
ResponderEliminarMuy lindo Agos, ahora con Martín más tiempo lejos creo que las ideas de Pau pueden aclararse un poquito más... jaja Un besoo!
opino lo mismo que lucia , me encanto el cap besos espero el siguiente
ResponderEliminarMuy lindoo, me encanto!!
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