Camine hasta el auto y Pedro me abrió desde adentro la puerta del lado del acompañante. Me subí, cerré la puerta y lo miré. Él me miraba sonriendo, con una enorme sonrisa, creo que nunca lo había visto así, y tenía también los ojos muy brillantes. No supe qué pensar o qué deducir de su estado, así que elegí no pensar. Cómo seguíamos mirándonos sin decir nada, fue él quien tomo la iniciativa.
-Hola Pau –me dijo y se acercó para darme un beso en la mejilla. Y yo me quedé helada al verlo acercarse, por no saber qué hacer, por no saber qué tipo de beso esperar; pero solo deposito un dulce beso en mi mejilla y se alejó, poniendo su mirada ahora en el camino y comenzando a manejar-. ¿Te comieron la lengua los ratones? ¿No me vas a hablar?
-Perdón –pude hablar al fin. No sé qué me pasaba-. Estoy medio distraída hoy. ¿Cómo andas?
-Yo muy bien, ¿vos? –me dijo, siempre manteniendo su enorme sonrisa.
-Se ve en tu sonrisa –reconocí- Todo bien yo. ¿Te pasó algo que estás así de feliz? –le pregunté para sacar algún tema.
-Mmm –se quedó pensativo-. Lindas compañías, ganas de pasear, de conocer.
Ay Dios. Yo no entiendo nada. ¿De qué compañía me habla? ¿Se está refiriendo a mí? Este Pedro misterioso me pone MUY nerviosa y ansiosa. Más de lo que comúnmente soy.
-Ah, ¿conocer las universidades a las que vamos, no? –le pregunté eso para ver si así podía averiguar un poco a qué se estaba refiriendo.
-No precisamente –me respondió. Aun manteniendo el misterio.
-Ah, ¿y qué querés conocer? ¿Vamos a otro lado? –seguí indagando y justo nos detuvimos frente a un semáforo que se ponía en colorado.
-No, a ningún otro lado. A vos te quiero conocer más –me respondió y me dejó un poco descolocada.
-¿A mí? –le pregunté, mostrando mi confusión.
-Claro, o sea, nos conocemos. Sabes mi nombre, yo sé el tuyo; sabemos algunas cosas el uno del otro. Pero hay otras cosas que son básicas en cualquier… -comenzó a decir y se quedó pensando-. En cualquier relación de… amistad-. Dijo y me guiñó un ojo. ¡Atrevido! Pero me hizo reír. Éramos amigos pero habían pasado cosas que no pasan entre amigos y ambos lo asumíamos. Arrancó el auto ya que el semáforo estaba en verde y nos quedamos un rato en silencio.
-Por ejemplo –comenzó a decirme-, no tengo ni idea de cuál es tu color favorito –me hizo reír. ¿Mi color favorito?
-¿No queres saber algo más interesante? –le pregunté todavía riendo.
-Muchas cosas me gustaría saber de vos, pero por algo hay que empezar –me dijo mientras sonreía y como yo continué sin decir nada por quedarme embobada con su sonrisa, tuvo que volver a preguntar para sacarme de mi nebulosa-. ¿Y? ¿Cuál es?
-¿Qué cosa?
-Tu color favorito –me dijo-. Está muy distraída hoy, señorita Chaves.
-Ah, perdón –le dije ruborizándome ya que él era la razón de mi distracción-. Violeta. Ese es mi color favorito. ¿El tuyo?
-Azul –me comentó mientras frenaba en otro semáforo y me volvía a mirar a los ojos-. Aunque hoy te podría decir que el verde.
-¿Por qué? –quise saber.
-Es el color de tus ojos –me dijo y me dejó anonadada, y más sonrojada de lo que ya estaba.
-Ah –solo pude responder y él tuvo que volver su vista a la calle porque el semáforo volvía a estar en verde. Viajamos un poco en silencio, estábamos por llegar a la única universidad que había en la ciudad en la que vivíamos (a la que yo iba a asistir), seguro íbamos a ésta y luego a otra que también son cercanas pero en las ciudades vecinas. Ni le había preguntado a cuales íbamos a ir.
Cuando ya faltaba poco para llegar encendió la radio y ambos nos pusimos a la vez a tararear la canción que sonaba, acción que me causó gracia y se ve que a él también porque ambos reímos.
-Eso es otra cosa que me gustaría saber –me dijo.
-¿Qué cosa? –pregunté.
-¿Qué música te gusta? ¿Tenés algún cantante o banda favorita?
-Soy de escuchar todo tipo de música –le dije mientras pensaba si había alguien a quien escuchara más-. Y de bandas o artistas no tengo uno tampoco, voy cambiando, por ejemplo el año pasado me la pasé escuchando Shakira pero este año estoy escuchando mucho a Abel Pintos. Y nada que ver uno con el otro –le dije sonriendo.
-Es cierto. Bueno, te gusta de todo entonces –dijo como sacando conclusiones.
-¿A vos qué te gusta? ¿Banda favorita?
-También me gusta escuchar de todo, pero desde chico, y un poco por mi hermano Fede, que escucho a Los Piojos y ahora me gusta mucho la banda en la que está el ex cantante de Los Piojos.
-Ah, sí, Ciro y los persas. Me gusta un poco también –le dije recordando que mi hermano se había comprado un CD de ellos a fin del año pasado-. ¿Y canción favorita? –quise saber.
-Ey. ¡Me toca a mí preguntar! –me dijo mientras frenaba, habíamos llegado a la universidad y por suerte había lugar para estacionar frente a la misma.
-Bueno, perdón. ¡No sabía que seguíamos un orden! –me defendí.
-Claro que si, una vez cada uno –me dijo sonriéndome y empezó a maniobrar para estacionar.
-Bueno, pregunte usted.
-¿Canción favorita? –me indagó.
-Copión –dije en un susurro y supe que me escuchó porque se rió-. Y… Como ahora estoy a full con Abel te diría que es “Tanto amor”. Me encanta, es de esas que te pones a cantar a los gritos.
-Mmm, no me gustaría estar presente en ese momento –me dijo Pedro riéndose mientras apagaba el motor del auto.
-¡Pedro! –me quejé y lo golpeé en el hombro-. Seguro que vos cantás divino, ¿no?
-Por supuesto –respondió alardeando. Ya lo comprobaría.
-Ahora decime tu canción favorita –le pedí.
-No, cuando volvemos al auto te la hago escuchar. Ahora bajemos.
-Ufa –me quejé pero tenía razón-. Está bien. Vamos.
Descendimos del auto y cruzamos un parque que había frente al edificio de la universidad. Me daba nervios estar acá sabiendo que en un mes o dos estaría comenzando a cursar mi carrera, más que nervios me daba muchísima ansiedad. Espero que todo salga como siempre lo soñé.
Caminábamos uno al lado del otro, muy cerca pero sin tocarnos. Me sentía tan bien estando con él… Abrió la puerta de vidrio de la institución y la sostuvo para que entrara primero. Esos detalles me encantaban en un chico, tampoco es que soy una anticuada y pretendo que me abran hasta la puerta del auto pero, como dice una frase que ahora no recuerdo de quién es o dónde la escuché, “en las cosas está la felicidad”, y estas muestras de su amabilidad me hacían muy feliz.
Ingresamos y saludamos a la mujer que atendía en la mesa de entrada pero cómo yo ya sabía dónde estaba la administración no le preguntamos nada.
Comenzamos a subir una escalera y en el segundo piso lo guié a Pedro por un pasillo.
-Veni Pepe, por acá –le dije pero no escuché su respuesta por lo que me frené y me di vuelta para ver si me seguía. Como estaba tan cerca de mí me chocó pero por suerte no tan fuerte como para tirar, íbamos a hacer un papelón. Me reí imaginando la situación pero a él lo noté muy serio ahora.
-Perdón, no vi que frenabas –me dijo con la vista perdida en el final del pasillo donde estaba la puerta de la administración.
-¿Qué te pasa Pepe? –le pregunté extrañada.
-Me dieron nervios –me dijo con toda su cara de preocupación.
-Ey, nadie te va a comer. Solo vamos a averiguar –le dije poniendo una mano en su hombro para intentar calmarlo-. Relajá.
-Si, tenés razón. Es que es un paso re importante para mí. Le había prometido a mi mamá que algún título iba a tener, que me iba a esforzar por tener una buena vida como ella quería que tuviera –comenzó a contarme y entendí su cara, en los momentos de grandes pasos siempre tenía muy presente a su mamá y me hacía sentir ganas de conocerla, porque siempre que hablaba de ella me parecía que había sido una hermosa persona con quien me hubiera llevado muy bien-. Gracias por acompañarme.
-No tenés porqué agradecerme –le dije con sinceridad y lo agarré del brazo para llevarlo hasta la administración. Allí nos atendió un chico e hizo que nos sentáramos frente a su escritorio para poder conversar mejor. Pedro averiguó todo sobre la carrera y también las cosas que tenía que llevar en caso de querer inscribirse y hasta cuando tenía tiempo. Luego de conversar bastante rato nos despedimos del muchacho y salimos del edificio.
-Bueno, me gustó bastante este lugar, también como está armado el plan de la carrera, la cercanía a casa… Y además Zai y vos van a venir acá, ¿no?
-Así es –le respondí con una sonrisa-. Querés venir acá para espantarnos a los candidatos vos.
-¡Pero claro! –me dijo como dándolo por obvio-. No voy a permitir que cualquier universitario fachero se les haga el vivo y me las quiera robar.
-Así que ahora somos tuyas. Mirá vos, no me había enterado –le dije y luego me mordí el labio inferior, como diciéndole “que hambre tenes”.
-Bueno, que te quede clarito –me agarró por la cintura y me atrajo hacia él sorprendiéndome. Sentí como el calor se apoderaba de mi cara y me recorría una electricidad que solo el lograba generarme por todo el cuerpo. Se rió y me abrazó.
-Gracias, de nuevo Pau, es re lindo para mí que me acompañes en esto. No quería venir solo, ya me viste que nervioso me pongo –me dijo mientras aún me sostenía en sus brazos.
-Ya te dije que no tenés nada que agradecer.
Volvimos al auto y nos subimos para comenzar el camino a la ciudad vecina para hacer las averiguaciones en sus dos universidades. Antes de arrancar Pedro me miró y e dijo:
-Ah, yo te iba a mostrar mi canción favorita.
-Es verdad. Dale, pone.
Se estiró por encima de mi regazo y abrió la guantera. Sacó un CD sin dejarme ver la caja y lo puso en el reproductor. Comenzó a sonar una canción pero cambió de pista hasta el número 5, dejó esa mientras escuchábamos la canción me miraba con tanta intensidad que volvía a sentir esa electricidad por todo el cuerpo y el calor del rubor en mi cara. Parecía que me la estaba dedicando a mí.
(Les dejo el video para escucharla ustedes también)
(O más abajo solo la letra si solo quieren leerla)
Me gustan tus ojos, tu intensidad,
me gusta que vengas por un trago más.
Me gusta tocarte sin intención, jah,
me gusta tu historia de resurrección.
Me gusta la curva de tu nariz,
me gusta escucharte, ser tu aprendiz.
Cómo no haberte visto mientras bailas,
la música es aire cuando te vas.
Vos para mí,
yo para vos.
Puedo sentir una energía
tan intensa entre los dos.
Me gusta tu sed si tu barman soy,
se va la tristeza en tu vaso en flor.
Traigo mi guitarra de atardeceres,
bebidas, canciones, viejos placeres.
Vos para mí,
yo para vos.
Puedo sentir una energía
tan intensa entre los dos.
Si pudiera herir
tu cuerpo de amor,
lo estoy meditando,
no habría nada mejor.
Yo no quiero dejarte ir por ahí
sin que en algún instante pienses en mí.
Y no es por egoísmo, es justa razón,
yo no tengo un instante hueco de vos.
Vos para mí,
yo para vos.
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Espero que les guste y gracias por seguir leyéndome.
Nos leemos muy pronto que me estoy poniendo las pilas eh! Jajaja
Besos y buen comienzo de semana para todos!
Podría ser más interesante pero bueh ah jajajaj es lo que hay aajjajajajajajaja yo te quier! :) Na mentira, lindo cap ;)
ResponderEliminarSos una malaaaaa. Anda a que te ayude montotoooooo jjajajajajjaa
EliminarMuy lindo capitulo! El proximo q sea con beso jajajaja aaah y q Pau se decida de una vez y se quede con Pepe!
ResponderEliminarmuy lindo me encanto espero el siguiente besos
ResponderEliminarMuy buen cap. (:
ResponderEliminarQuiero que sigas con esta historia tan lindaa... vas a volver a subir?
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