Me desperecé en la cama, bostece y me gire para ver qué hora era en el reloj que tenía en mi mesita de luz. ¡¿Las 11 ya?! Estaba rogando que fueran, no sé, las 8 para tener la excusa de que era muy temprano y poder seguir durmiendo un rato más, pero no iba a poder ser… Me levanté, fui al baño y cuando volví a mi habitación tome mi celular para bajar y prepararme el desayuno. Mientras iba por la escalera encendí mi teléfono y empezaron a entrar varios mensajes uno atrás del otro por lo que me asusté, ¿habría pasado algo? Cuando dejó de sonar pude abrir los mensajes. Eran como seis de Zaira y uno de Pedro. Qué raro… Baje hasta la cocina y comencé a abrirlos en el orden en que habían llegado.
Mensaje 1: “AMIGA!! LLAMAME YA!” Este había llegado a las 10 am.
Mensaje 2: “GORDAA! DONDE ESAS?” 5 minutos después que el primero.
Mensaje 3: “Parece que estas durmiendo… Cuando te levantes llamame.” 10:20 am. La calma parecía haber vuelto a ella.
Mensaje 4: “Tan lindas noticias tengo!! Dale, levantate!” 10:25 am.
Mensaje 5: “PAULA LEVANTATEEE! Necesito contarrteee.” 10:27 am. La calma no duró mucho.
Mensaje 6: “Tanto ibas a dormir? No doy más de la ansiedaddddd!! Aparece!!” 10:32 am.
Ah bueno, ¿qué habría pasado? Al parecer algo bueno, mejor así. Decidí abrir el mensaje de Pedro y luego llamarla. Cuando lo hice no pude contener una carcajada que se me escapó…
Mensaje de Pedro: “Pau, buen día, espero que te levantes pronto, para que tu amiga te cuente la buena noticia que tiene porque yo: NO LA AGUANTO MAS!!”
Su sinceridad, e imaginarme a Pedro aguantando lo molesta que podía ser Zaira cuando estaba ansiosa, fueron las cosas que me hicieron reír. Me serví un poco de jugo de naranja y tomé el teléfono para comunicarme con Zai. Marqué y luego de tres tonos escuche la voz de mi mejor amiga, que me habló casi a los gritos.
-¡PAULA! ¡Al fin te levantas querida! –me dijo con mucho entusiasmo en la voz.
-Eu, tranquila amiga. Miles de mensajes me mandaste. Hasta Pedro me mandó uno pidiéndome que me comunique con vos así te calmabas –le dije y me reí-. ¿Qué anda pasando?
-¿No prendiste la computadora? ¿No viste los mails? –me preguntó aún acelerada.
-Em, nop. Recién estoy desayunando.
-¿Espero a que lo abras o te cuento yo?
-Decime… Porque creo que hasta que encienda mi notebook y entre al mail no vas a aguantar igual…
-Sí, es verdad –dijo interrumpiéndome-. Paula Chaves… Tengo EL notición.
-¡Contame! Ya me pusiste ansiosa a mí –le confesé mientras comía una galletita.
-Bueno, va sin anestesia: ¡Tenemos nuestro primer desfile de alta costura! ¡Y JUNTAS! –Me soltó de una… ¿Yo estaba escuchando bien? ¡Qué alegría!
-AHHHHHHHH –no pude evitar gritar y casi atragantarme con la galletita que estaba comiendo. Después de toser y recuperar mi aliento puse responderle-. ¿De verdad me decís?
-Sí, amiga. Después fijate el mail. Es el finde que viene en Mar del Plata.
-¡Ay! No te imaginas la alegría que tengo,amiga. ¡¡Lo qué va a ser eso!!
-Yo estoy saltando en una pata desde que me enteré –me confesó y cuando terminó de hablar pude escuchar a Pedro que hablaba desde atrás de su prima: “¡Felicidades!” nos gritaba.
-Decile gracias, de mi parte, a Pepe –le pedí a Zai y esta se río.
-¿Por qué no se lo decís vos? –cuando dijo eso pude escuchar que se pasaban el teléfono de mano en mano y “discutían”. Parecía que él se negaba a atenderme. ¿Pedro habría recuperado su timidez en la ciudad? Por un lado me convenía, no más momentos incómodos… Pero por otro… Bueno, sí, me convenía y punto. Mejor si todo volvía a la normalidad. Creo.
-¿Hola? –pregunté. ¿Me habrían colgado ya?
-Hola –respondieron… Pero esta vez no era la voz entusiasmada de mi mejor amiga sino una voz más gruesa, era Pedro.
-Ah, hola Pepe –dije titubeando y me quedé en silencio, pero como veía que no volvía a hablarme me acorde que me había pasadocon él para que le agradezca-. Gracias por las felicitaciones.
-No, de nada –me dijo-. Viendo lo feliz que esta Zai desde que se enteró me imagino que estarás igual, ¿no?
-¡Ay si! Estaba gritando hasta hace 2 minutos –le dije riendo-. Es nuestro sueño. Y es hermoso ir creciendo en lo que tanto nos gusta hacer, más si nos tocan hacer cosas juntas.
-¡Qué lindo! Muero de ganas de verlas en la pasarela.
-¿Vas a venir a vernos? -no sé por qué pero la idea me puso más feliz de que ya estaba.
-Pero claro, no me las pierdo –dijo y agregó algo más pero se escuchó como si se estuviera tapando la boca al decírmelo: -No quiero perder mi oportunidad de verte desfilando a vos, sobretodo –no había desaparecido el Pedro del campo. ¡Ay Dios! Él y su facilidad de mandar mis nervios a volar con una sola frase.
-Pedro… -comencé pero no supe que más decir.
-No importa, no digas nada. Te pregunto una cosa…
-Sí, decime –le dije enseguida, pero estaba temerosa. ¿Qué me iba a preguntar ahora? Miedo.
-¿Me acompañas con Zai a buscar autos? Si quieren vamos hoy –me dijo y escuché que mi amiga se prendía en la idea y decía de ir hoy.
-Dale, cuenten conmigo. ¿A la tarde, no?
-Si, a la tarde. Te pasamos a buscar a eso de las dos.
-Listo, nos vemos. Besos.
-Un beso –me respondió y colgó.
¿Qué voy a hacer con Pedro? Tengo que sentarme a pensar en algún momento… Y necesito a alguien neutral que me ayude a aclarar mis ideas, porque Zaira no es para nada neutral, es obvio que esta 100% a favor de su primo y va a hacer cualquier cosa para convencerme de que él me conviene. Igualmente, no se trata de si me conviene o no, ese no es el punto, el principal punto es que ni siquiera sé qué me pasa con él, pero sí sé que amo a Martín… No puedo tirar tanto tiempo que llevamos de relación con él por la borda así como así. Y tampoco puedo serle a infiel para “probar” qué es en verdad lo que me pasa con Pepe… Encima ya esta ese beso… ¡Ahh! ¡Voy a enloquecer! Por suerte Flor llega la semana que viene, creo que le martes, no recuerdo bien qué día me dijo y puede ayudarme de una forma más neutral.
Mientras seguía dando vueltas al asunto, terminé de desayunar, guarde las cosas que había usado y busqué a mis hermanos, que seguían durmiendo. Hice que se levantaran y preparamos algo para comer entre los tres. Para cuando estábamos terminando de comer ya casi eran las dos de la tarde. Seguramente en cualquier momento pasaría los chicos a buscarme así que les pedí a Gon y Delfi que lavaran los platos, se quejaron un poco, pero terminaron aceptando ya que les prometí que cuando volvía lo haría con helado para que compartamos entre los tres. Son terribles. Me terminé de preparar y justo cuando me estaba poniendo mi perfume favorito escuché que tocaban el timbre, bajé con rapidez pero Delfi ya les había abierto y me esperaban junto a la puerta.
Zai sonreía con muchas ganas, bajé los pocos escalones que me quedaban y corrí hacia ella para abrazarla. Este desfile era muy importante para nosotras.
-¡Cuanta alegría! –comentó Delfi al vernos-. ¿Paso algo?
-¿No te contó Pau? –le preguntó Zai y ella negó con la cabeza. La verdad es que al haberme puesto a pensar en Martín, Pedro y todo este asunto que me tenía tan confundida, me olvide de contarles a mis hermanos del desfile, ni a mis papás les había enviado un mensaje.
-¡Vamos a hacer un desfile de alto costura! ¡Y juntas! –le dije con entusiasmo.
-¡Ayyy! Qué lindo. Qué bueno. ¡Que linda noticia! –dijo Del enseguida, saltó para abrazarnos y nos hizo reír.
-Gracias pequeña –le dijo Zai.
Saludamos a mis hermanos, les pedí que se portaran bien y si hablaban con mamá le avisaran que me había ido con los chicos.
Caminamos un par de cuadras charlando con Zai, con mucho entusiasmo sobre el desfile. Me contó que mañana tendríamos que presentarnos en la agencia de modelos de la que éramos parte para confirmar nuestra asistencia y arreglar los detalles. Entre una cosa y la otra ni me di cuenta de que no tenía la menor idea de a dónde nos dirigíamos…
-¿A dónde vamos? –le pregunté a Pepe.
-Acá, a dos cuadras más vi un auto en venta que me gustó bastante, y parecía bastante nuevito.
-Yo también lo vi –comentó Zai-, el otro día cuando fuimos a comprar unas cosas con papá, lo vimos. Esta re lindo.
-¡Qué bueno! Espero que funcione bien. ¿Vieron alguno más?
-Por ahora solo ese –me dijo Pepe-. Y la verdad es que me gustó mucho. Es un Peugeot 307. Esta bueno ese auto, hay que ver cómo está éste.
-Mmm, no tengo mucho conocimiento en autos pero creo que se cuál es, creo –dije y me reí- ¿de qué color es?
-Negro. Doblamos en esta esquina y lo vas a ver –me dijo.
Así fue, a penas doble por la esquina lo pude ver, estacionado en la vereda frente a una linda casa, un auto negro con un tachito encima y un cartel en su ventana. Nos acercamos para poder verlo mejor, la verdad es que estaba muy lindo, al menos desde afuera, habría que ver el motor y esos temas de los que ya quedaban fuera de mi entendimiento. Llamamos al dueño quién después de mostrarnos todo el auto nos ofreció probarlo. Nos acompañó a dar una vuelta manzana y Pedro quedó bastante satisfecho. Hablaron del precio, lo negociaron un poco y quedaron en que Pedro llamaría al día siguiente para confirmar si iba a realizar la compra. Estaba muy bueno el auto, pero no venía nada mal ver por lo menos uno más. Desde allí volvimos a la casa de Zai y empezamos a buscar por internet algunos autos usados en venta por la zona, pero realmente ninguno parecía estar en tan buenas condiciones como el que habíamos visto hace un rato.
Dejamos la búsqueda por un rato y nos preparamos una rica merienda, nos copamos charlando, bromeando y soñando sobre a los lugares que haríamos que Pedro nos lleve cuando tenga su auto. Y él nos cargaba y decía que nos iba a cobrar pero yo estaba muy segura de que le gustaban nuestras ideas tanto como a nosotras.
Tanto nos entretuvimos delirando, son nuestras ideas locas, que cuando nos quisimos dar cuenta ya habían pasado unas cuantas horas de que estábamos tomando mates, un termo atrás del otro nos bajamos pero como la charla era entretenida no notamos la hora que era hasta que llegó la mamá de Zaira de su trabajo.
-¡Hola chicos! ¿Recién están merendando? –nos preguntó.
-No, estamos merendando hace como dos horas –dijo Zai.
-Estábamos muy entretenidos charlando –le comenté y me reí.
-Sí, se nota –me respondió Nora dedicándome una sonrisa.
Al ratito llegó Andrés y Pedro comenzó a consultarle a él sobre los autos que habíamos visto por internet, y le contó del que habíamos ido a ver esta tarde. Con Zai le contamos a Nora sobre el desfile y creo que ella estaba más feliz que nosotras. Yo ya tenía ganas de llegar a casa y contarle a mamá la noticia. Así que después de un rato más de charla y como mi amiga ya estaba preparándose para irse a bañar decidí despedirme y volver a casa, además ya estaba oscureciendo (ya estaba bastante oscuro) y me daba miedo volver más tarde, sola, a casa; a pesar de que solo quedaba a unas pocas cuadras.
-Espera Pau –sentí que decía alguien mientras tomaba mi cartera del sillón cuando iba de camino a la puerta. Obvio que era Pedro.
-¿Si? ¿Qué pasa? –le pregunté.
-Te acompaño, que ya esta re oscuro para que andes sola –Me dijo Pedro. Pedro y sus ideas. Pedro y sus propuestas que me ponen nerviosa. ¡¡¡Pedro y Pedro!!! Mi idea de “no pasar momentos a solas con Pepe” no va a funcionar muy bien si a cada rato se da una oportunidad para ellos, y me veo obligada a rechazarlo repetidamente. No quiero quedar como antipática, ni perder la amistad que estábamos comenzando.
-No, está bien. No te hagas drama –le respondí con una sonrisa para demostrar mi seguridad en la respuesta.
-No, no. Nada de irte sola a esta hora Paulita Chaves –interrumpió la mamá de mi mejor amiga-. Dejalo a Pedro que te acompañe.
Le sonreí a ella y asentí con la cabeza aceptando. No me iba a quedar otra. ¿Sería que todo el mundo estaba complotándose para que pase momentos a solas con Pedro cuando era lo que más quería evitar?
----------------------------------------------------------------------------------
Primer capitulo. Ahí subo el segundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario