lunes, 30 de diciembre de 2013

Capitulo 2

Mientras nosotros nos entreteníamos, enredados en un largo beso, desde lejos escuche a mi mejor amiga a los gritos.
- ¡Paula! ¡Martín! Salgan del medio del estacionamiento, que quieren pasar -nos separamos y vimos que una señora dentro de su auto esperaba impacientemente a que nos dignáramos a movernos del camino, comencé a reír ante la situación y tomé a Martín de la mano arrastrándolo conmigo hacia la secretaría. Hicimos todo el papelerío necesario, la revisación médica y comenzamos a disfrutar el hermoso día.
Nos preparamos para la pile y no metimos.
Mientras charlaba con Zai y Flor apoyadas en el borde de la parte más profunda de la pileta, se nos acercó Matín y las chicas se fueron para dejarnos un ratito a solas. Charlamos de todo un poco, nos mimamos y reímos como lo hacíamos cada momento que pasábamos juntos.
-¡Cuánto te voy a extrañar bonita! -Me dijo de repente. Y me dejó pensativa.
Él ya había terminado el colegio 2 años atrás y estudiaba periodismo deportivo. Yo lo había conocido en su último año en la escuela, cuando había asistido junto con Zai y Flor a una fiesta que habían organizado con sus compañeros con el motivo de juntar dinero para su viaje de egresados a Bariloche; esa noche pegamos onda y nos besamos pero no volvimos a vernos hasta el verano pasado cuando coincidimos en un boliche, lugar donde nos la pasamos tirándonos onda y lo volví a besar. Luego me invitó a salir con él, fuimos al cine, nos encontrábamos durante el verano en el club y después de unas cuantas salidas juntos nos pusimos de novios. Es el día de hoy que estamos a punto de cumplir 1 año juntos y estoy cada vez más enganchada y se podría decir que enamorada (nunca me había enamorado antes como para poder comparar lo que siento hoy por él pero estoy casi segura de que esto es el amor). Este viernes se iba por casi un mes a Brasil con sus amigos/compañeros de la facultad, un poco de vacaciones y otro poco para buscar información sobre estadios, notas, fotos y demás que podrían serle útil para su carrera ya que en Brasil iba a desarrollarse la Copa Mundial de Fútbol durante el siguiente invierno. Esto era motivo de sobra para que me pasara algo que nunca me había pasado con él (o que si me había pasado era por tonterías): comenzaba a sentir un poco desconfianza, a estar celosa. Me daba miedo de que en el viaje se enganchara a alguna chica en algún boliche (porque es obvio que van a salir a divertirse), más linda que yo, más grande que yo. Que le dé cosas que yo todavía no estaba dispuesta a darle. Porque a pesar de que estábamos de novios hace bastante tiempo y ambos éramos "grandes" nunca habíamos pasado más allá de los besos y mimos. No me sentía lista y él decía que me comprendía y que me iba a esperar pero muchas veces tenía miedo de que se cansara de mí, de mis dudas y de mis vueltas.
-Te juró que me voy a portar re bien -Me repitió por enésima vez en la semana sacándome de mis pensamientos. Yo no paraba de repetirme mentalmente todos los días mi historia con él para convencerme de que no me traicionaría-. Ey, este viernes vienen a la fiesta con las chicas ¿no?
-Sí, hoy les volví a decir para que me confirmaran de nuevo y dijeron que si.
-Buenísimo, voy con los chicos un rato así terminamos de planear lo de la fiesta -me dejó un beso en los labios y se separó-. Nos vemos en un rato.
Las chicas volvieron a acercarse a mí en cuanto Martín me dejó sola y salimos de la pileta para ponernos a tomar sol un rato.

¡Miedo! En realidad no sé si era el sentimiento exacto para definir lo que sentía... Pero sea cual sea el sentimiento que me embargaba en este momento, me hacia transpirar las manos, sentir un vacío enorme en la boca del estómago y no parar de moverme, en cualquier posición en la que me ponía me sentía incómoda, estaba inquietísima. Otro de mis "síntomas" era tratar mal a cualquier persona que me hablara o se acercara demasiado (sobre todo si era alguien de la familia).
Peleé con mis papás por ese tema, estaban cansados de que conteste mal a todo el mundo y tome la decisión de irme a lo de Zai. Habíamos arreglado para juntarnos y maquillarnos juntas pero no creo que se molestara si llegaba un rato más temprano. Agarre todas mis cosas y salí de mi casa pegando un portazo. Me molestaba mucho que mi familia no me entienda. ¡Mi novio se estaba por ir, lejos, solo, con amigos!
Mientras caminaba bastante apurada y con un nudo en la garganta que se hacía cada vez más grande y lograba que las lágrimas se acumularan en mis ojos, le envié un mensaje para avisarle a Zai que en 10 minutos llegaba y cuando llegue ella me esperaba junto a la puerta. Abrió la reja y me abrazó para contenerme porque mis ojos ya estaban hinchados por la bronca de la reciente pelea, por los nervios de los días que no iba a ver a mi novio y porque estaba sensible y ciclotímica, últimamente por todo terminaba llorando. Subimos a la habitación de Zai y allí me encontraba en este instante, acostada en su cama, mirando el techo de madera pintado de color blanco.
Ahora que lo pensaba bien, creo que me pase un poco de la raya con la forma en que trate a mi familia, soy un poco exagerada a veces. Bueno, bastante... Pero tenían que entenderme un poco, ¿no? Supongamos que si.
-Ay amiga -me dijo Zai interrumpiendo el hilo de mis pensamientos. Suspirando se sentó en la cama a mi lado, observando como yo intentaba acompasar mi respiración que se encontraba agitada debido a mis nervios, a mi llanto y a mi corrida hacia su casa- relaja un poco. ¿Te voy a tener que aguantar así todo el mes que Martín va a estar en Brasil? Me voy a conseguir una doble de riesgo me parece -me dijo exagerando y me sacó una sonrisa, ella siempre sabía cómo hacerlo.
-¿un doble de riesgo? -reí- Sos genial amiga. Te prometo que esta locura se me pasa hoy. Capaz algún día me agarra extrañitis aguda, pero un día en un mes me bancas, ¿o no?
-Siempre te banco amiga -me levantó un poco y me abrazó. Me dio el termo y el mate que había traído para que comenzara a cebarle mates mientras ella ordenaba su habitación.
-Zai -le dije, porque me surgió una duda
-¿Qué gorda? -me preguntó y se acerco a devolverme el mate que acababa de tomarse.
-¿Es seguro que no hay drama en que me quede a dormir? -Volví a preguntarle porque sabía que al otro día llegaba su primo de España y su casa iba a estar un poco revolucionada. No quería molestarla pero no encontraba otro lugar en donde refugiarme. La pelea con papá había sido bastante tonta pero la bronca todavía me duraba y no quería volver por esta noche a casa, ya le había enviado un mensaje (muy cortante por cierto) diciéndole que no lo haría.
Lo que quedaba de tarde se pasó con una rapidez de no creer, por suerte ya me había duchado en mi casa por lo que mientras Zai se bañaba yo comencé a cambiarme para después peinarnos y maquillarnos juntas.
Sentí unos golpes en la puerta justo cuando terminé de vestirme, me levanté de la cama, donde me había sentado para abrocharme las sandalias, y abrí la puerta. Parada en el pasillo se encontraba Nora, la mamá de Zai, con una fuente en la que había unas galletitas.
-Hola Pau, ¿todo bien? -me preguntó sonriendo.
-Bien, ¿y vos? -le dije.
-Todo bien, te dejo estas galletitas yo porque sino tu amiga es capaz de tenerte a mates todo el día y nada más! -Me dijo en voz alta para que Zaira la escuche desde el baño que se encontraba justo frente a la habitación.
-Ey, ¡Te escuche ma! -se quejo y Nora se rió. Me dejó la fuente y volvió hacia la cocina.
Entré en la habitación riéndome y comí algo mientras esperaba a mi amiga.
Zai volvió y se vistió con la ropa que ya había dejado preparada sobre su cama. Empezamos a peinarnos... Cuando me levante de la cama para buscar la planchita que siempre guardaba en la habitación en desuso de la casa, la que antes pertenecía a Wanda (la hija mayor de los Nara) hasta que esta se fue a vivir con su novio, y la que ahora mi amiga la utilizaba para guardar algunas cosas que le molestan en su habitación o que no usa tan seguido, por ejemplo la planchita (suele usar el pelo al natural), vestidos de fiesta, o la ropa de invierno cuando es verano y viceversa, me dijo:
-Eu Pau, ¿A dónde vas? -me preguntó y me detuve junto a la puerta, extrañada.
-A buscar la planchita, ¿no te queres planchar el pelo?
-Sí, pero la tengo acá. Me olvidé de decirte: Vaciamos la ex habitación de Wan para que se aloje mi primo allí -me aclaró.
-Ah. No, no sabía -le dije- entonces, ¿Dónde está la planchita?
-En una caja debajo de mi cama -me indicó y siguió abrochándose los zapatos.
-Nunca te pregunté, ¿viene de paseo tu primo? -le dije mientras enchufaba la plancha y me ubicaba detrás de ella para comenzar a alisarle el cabello.
-No, se queda acá por tiempo indefinido. Igual se queda solo porque nosotros le insistimos, si era por él se quería ir a un hotel y después alquilar algo. Me dijo que quiere ver si encuentra su vocación acá. -Me contó y me dejó un poco intrigada, ¿serían solo esos los motivos de que se venga para acá, sin padres o hermanos? pero preferí no seguir indagando, ya me enteraré más sobre los motivos del viaje, así exprese otra de mis dudas- ¿Cuántos años tiene?
-Cumplió 20 en octubre -me respondió y me miró a través del espejo que teníamos en frente- un año más que Nicolás.
-Siempre pensando en Nico vos -le dije y me reí-. La misma edad que Martín -agregué y casi inconscientemente me lleve la mano con la que no sostenía la planchita al collar que Martín me regaló el mes pasado. Vi a Zai que a través del reflejo del espejo siguió mi movimiento comprendiendo que la tristeza amenaza con volver. Pero sacudí la cabeza despejando mi mente y continúe con la conversación que teníamos-. Muy loco que quiera venirse a vivir acá -no pude contener mis dudas.
-Es que... Tiene sus razones. Y en realidad él nació acá también. Yo estoy contenta porque hace 2 años que no lo veo en persona y lo extraño muchísimo. Siempre, a pesar de la distancia nos llevamos re bien, vos sabes. -me dijo sonriendo. Y lo sabía porque me lo había nombrado unas cuantas veces desde que nos conocíamos.
Terminé de plancharle el pelo y me senté en la cama para que ahora ella me lo planchara a mí.
-¿Nunca lo vi yo? Digo, en persona... No me acuerdo. Algunas fotos me mostraste y hablarme de él me hablaste mil veces -le pegunté ya que no recordaba haber visto a su primo en alguna ocasión, lo que me parecía raro porque siempre fui muy apegada a mi amiga. Un poco más y vivía en su casa o ella en la mía. Asistía a todos sus cumpleaños y también había asistido a alguno de los de sus padres o hermanos.
-Creo que no, desde que viven en España nosotros fuimos a visitarlos una vez, hace dos años, ¿te acordas? -Me preguntó y asentí. Recordaba su viaje- y ellos vinieron dos veces al país: La primera a visitar a la familia sin ningún motivo en especial digamos, solo de paseo y la segunda para mis 15 -Hice memoria y la interrumpí.
-Ah, ¡Cierto que vinieron! -Intenté recordar más detalles de ese día- ¿Era uno de los chicos que estaba en la mesa con tus abuelos?
-Sí, uno de ellos -me contestó mientas continuaba alisando mi cabello-. ¿Te vas a hacer un jopo? -me preguntó  para ir acomodándome el pelo. Ya se acercaba la hora de la fiesta. Los nervios me estrujaron la panza al tomar noción de eso. Nunca me gustaron las despedidas.
-Mmm, si. Me gusta como me queda cuando me lo haces vos -decidí-. Apurate así nos pintamos que ya va a llegar Flor. Espero que llegue puntual.
-¡Ay nena! Nadie va a ir puntual -me dijo para que me relajara un poco pero siguió peinándome con un poco más de apuro-. A demás lo bueno siempre se hace esperar -comentó guiñándome un ojo y me hizo reír.
Quince minutos antes de que sean las diez, un auto tocó bocina frente a la casa de Zai. Se trataba de Flor, ella al haber cumplido los 18 años en agosto, ya tenía su registro, no como yo que a pesar de haberlos cumplido un mes después me faltan unas clases más con papá para lograr estacionar bien. Y Zai todavía es menor así que, por lo general, es Flor la que nos lleva en el auto a todos lados.
Me subí en el asiento delantero ya que, como Zai tenía que cerrar la reja de su casa con la llave, llegue primera al auto.
-¡A la vuelta me toca a mi ir adelante! -se quejó Zai mientras subía en la parte trasera y con Flor nos reímos. Siempre peleábamos por ser copiloto.
-No te hagas problema gorda, seguro que Pau se vuelve con Martín -dijo Flor y la miré sin terminar de entender, por lo que, al ver mi cara de desconcierto, completo su idea- le tiene que hacer la despedida privada, ¿o no? -agregó guiñándole un ojo a la morocha que se rió olvidando su reciente enojo.
-No digan pavadas -me defendí, actuando de ofendida.
Las chicas se rieron pero no agregaron nada más. Flor arrancó el auto para salir rumbo al club dejándome a mí pensando en ese último intercambio de palabras con ellas. ¿Y si Martín pensaba en tener ESE tipo de despedida esta noche? ¿Estaba lista hoy? Yo me sentía igual que cualquier otro día. O sea, nada segura de dar ese paso.

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Aquí una nueva entrega de #VerteReírPyP
Espero que la historia les esté interesando... 

GRACIAS POR LEER! 

Les deseo un MUY buen comienzo de 2014 ♥ que se venga un año muy positivo y lleno de cosas buenas para todos. 

Agos ☺

4 comentarios:

  1. Ya quiero que llegue el primo de Zai!! Tenia razon que era PP!!
    Martin seguramente encontrara una brasilera jajaja!! Se pelearan antes que se vaya? Mmm, yo creo que si!
    Quiero masssss!
    Feliz 2014 Agos!! Que sea mucho mejor!!
    Besotes...

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  2. muy bueno,seguí subiendo!!! feliz año nuevo!!!

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  3. Que lindo capitulo! Segui subiendo... parece muy linda la historia :D

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  4. Ay! ya quiero leer ese encuentro con Pedro! seguro que va a ser especial! El tema es qué va a pasa con Martín? parece fuerte lo que siente por él, se pelearan antes de que se vaya?
    Feliz Año Agos! y un placer volver a leerte! Besote!

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