viernes, 4 de abril de 2014

Capitulo 15

-Pau, tranquila -me dijo-. Creo que tomaste mucho…
-¿Y qué? Celosa ya estaba desde antes de empezar a tomar –le admití. Creo que estaba admitiendo demasiado ya. Pero, ¿qué importaba?
-Vení, vamos adentro, así buscamos a las chicas y ellas te acompañan al baño, te lavas la cara, te despabilas –me dijo Pedro mientras se levantaba del banco en el que estábamos sentados y me levantaba a mi también sosteniéndome por el brazo.
-No, no quiero ir adentro. Necesito tomar aire –le dije-. Y no quiero que todos me vean así tampoco. ¿Te quedas conmigo? –le pedí.
-Claro –me dijo y volvió a sentarse a mi lado, medio de frente a mí. Me miraba fijamente a los ojos y yo no podía dejar de mirarlo tampoco. Así estuvimos por un tiempo en silencio, solo mirándonos. Tenerlo tan cerca de nuevo y en mi estado (el alcohol definitivamente me desinhibía, me soltaba) me hacía sentir unas ganas irrefrenables de tener otra vez los labios de él sobre los míos. Estiré mis brazos, lo tomé de la nuca y lo acerqué hacia mí sin titubear.
Esta vez fui yo la que comenzó el beso pero él no puso traba alguna, me abracé más a él porque necesitaba tenerlo más cerca. Pepe intentó frenarme luego de unos segundos y logró hacer que nos separemos, y menos mal porque justo pasaban unas conocidas del club, que también conocían a Martín, pero solo duré un momento alejada de él. Me levanté y lo llevé de la mano hacía la zona donde los árboles estaban más juntos y comencé a besarlo de nuevo. Él, sin dejar de besarme me empujó un poco hacia atrás y luego de dar tres pasos puse sentir mi espalda chocar contra un árbol. Mi respiración de aceleraba al igual que los latidos de mi corazón al sentirlo tan pegado a mí. No podía ni pensar en alejarme, podría estar horas besándolo de esta manera, no quería dejar de recorrer su nuca, espalda y pelo con mis manos. Pero sentí que él se separó, una vez más.
-Pau, para –me dijo en un susurro con sus labios aún sobre los míos.
-No –solo pude decir y volví a acercarlo a mí, pero a penas toque sus labios él dio un paso atrás, alejándose de mí.
-No está bien esto. En serio Pau, estás borracha y mañana vas a estar arrepentida –me dijo y sentí como la bronca tomaba posesión de mi cuerpo. ¿Qué sabe él, eh? ¿Qué sabe si me voy a arrepentir? ¡Tan borracha no estoy! Me incorporé (porque seguía con la espalda apoyada contra el árbol que era mi sostén) pero a penas di un paso sentí como las piernas se me aflojaban. Pedro estuvo a mi lado enseguida para sostenerme.
-Dejame, no estoy borracha.
-Dale Paula. Si ni siquiera podes caminar en línea recta –me retó.
-Bueno, está bien. Llamá a Zai por favor, y a Flor –me senté en el banco resignada.
-Bueno, ya vengo –me dijo y fue hacía el quincho donde estaban todos los demás invitados del cumpleaños bailando. A los pocos minutos pude ver como mis amigas se sentaban una de cada lado.
-Pau, ¿todo bien? –me dijo Zai pasando un brazo sobre mi hombro.
-No, creo que metí la pata –confesé y sentí como una lágrima comenzaba a rodar por mi mejilla.

Si con Pedro habíamos superado los momentos de incomodidad vividos en el campo (y luego de eso), ahora todo había dado marcha atrás. Lo que había pasado anoche, en el cumpleaños de Vane estaba muy borroso en mi mente, pero para mi suerte les conté a las chicas todos los detalles de lo que había pasado con Pedro antes de dormirnos y ellas me lo contaron a mi apenas me desperté, con un terrible dolor de cabeza, por cierto. Nunca más vuelvo a tomar de esa manera…
Ahora no podía ni imaginarme cómo demonios iba a hacer para mirarlo a la cara cuando bajara a desayunar. Porque si o si iba a tener que enfrentarlo, ya que como habíamos arreglado de ante mano, Flor y yo nos quedamos a dormir en la casa de los Nara después de la fiesta.
Ahora estábamos las tres en la cocina preparando unos sanguchitos de fiambre para desayunar y almorzar a la vez porque ya eran las dos de la tarde. Los papás de mi amiga trabajaban, así que no estaban en la casa y según nos había dicho Zai, Pedro se estaba bañando y luego se uniría a nosotras. Mejor que se tomara su tiempo así me daba más a mí para conseguir esconder mi vergüenza.
Con mi sanguche ya listo me senté en el sillón del living y encendí el televisor para ver algo mientras esperaba a las chicas, muy concentrada estaba viendo el tráiler de una película que anunciaban para la semana que viene cuando sentí que alguien saltaba por el respaldo del sillón y aterrizaba a mi lado.
-¡Pedro! ¡Me asustaste! –le grité a penas lo vi.
-Perdón –me dijo riendo y entonces al sentir el cosquilleo en mí panza solo por tenerlo conmigo, a solas, sonriéndome, y después de lo que pasó anoche; me olvide completamente del susto y volvió a apoderarse de mí la vergüenza. Rápidamente noté como mi rostro enrojecía y miré hacia otro lado, rogando que Pepe no notara mi rubor. Él parecía estar de lo más bien… ¿Habría estado borracho también y ahora ni siquiera recordaba lo sucedido? Tal vez.
Las chicas llegaron enseguida y se ubicaron en los sillones de un cuerpo que estaban uno a cada lado del sillón más grande, donde estábamos Pedro y yo. Ellas siguieron charlando de algún tema del que ya venían hablando desde la cocina, pero no pude identificar cuál era, debido a lo abrumada que estaba con la sola presencia de Pedro a mi lado, que encima parecía no recordar nada de lo ocurrido anoche. ¿Las chicas me habrían inventado la historia? No lo creo. Además ciertas imágenes quedaban en mi mente: el momento en que me había chocado la espalda contra un árbol y Pedro se había pegado a mí, mis brazos alrededor de él… Traer esos recuerdos a mi mente me revolvió el estomago de nervios y ya no pude terminar mi almuerzo, dejé mi sanguche en el plato y solo bebí un poco de agua. De repente, mientras seguía vagando por mis pensamientos sin prestar atención a nada más, sentí una mano que se apoyaba en mi rodilla que me trajo de nuevo a tierra. Pedro era el que me tocaba la pierna y las tres personas que había en esa habitación me miraban expectantes, como esperando una respuesta, ¿me hablaron y no escuché?
-¿Qué? –les pregunté y rieron todos a la vez.
-¿Seguís borracha, Paula? –me preguntó Pedro y siguió riendo con las chicas. Le saqué su mano de mi rodilla y me crucé de brazos, enojada porque estaban burlándose de mí. Al menos de esta forma pude comprobar que Pedro sí recordaba mi borrachera de anoche y todo lo sucedido seguro que también, pero al parecer había decidido ignorarlo.
-¡Ey! –Me quejé- solo estaba distraída. ¿Qué decían?
-Yo te preguntaba si te sentías mejor o querías algo para el dolor de cabeza que tenías cuando te levantaste –me dijo Zai.
-Ah, no. Estoy mejor. Gracias –le dije y terminé de vaciar mi vaso. El sanguche ya había decidido abandonarlo. Definitivamente.
Junté las cosas que habían quedado en la mesita y me puse a lavarlas mientras los chicos seguían charlando en el living. Cuando terminé de secar y guardar todo volví con mis amigos y pude escuchar una frase que decía Pedro, que no llegué a entender del todo bien: “yo las llevo. No se preocupen, total ya tengo auto y registro”
-¿Vamos a ir de paseo? –les pregunté metiéndome en la conversación y me senté de nuevo en mi lugar.
-Se podría decir que si –me dijo Zai pero yo seguía sin entender bien.
-¿Ahora? ¿A dónde? Así llamo a mis papás y les aviso porque… -quería terminar de explicarme pero Zaira me hizo un gesto para que me detuviera.
-Ahora no, hoy tampoco. Mañana a la noche tenes que estar para el desfile en Mar del Plata, ¿te acordas?
-Sí, pero… -otra vez me volvieron a interrumpir.
-Mis papás nos iban a llevar –se explicó Zai- pero no pueden, Wanda nos contó que está embarazada y organizaron un asado para contárselo al resto de la familia, este sábado, así que por lo menos ellos se tienen que quedar…
-¡Qué hermosa noticia! ¿Por qué no me dijiste? –le dije, llena de alegría, la verdad es que no podía dejar de sonreír, sabía que Wan era de las mías que quería su familia feliz.
-Es que recién me llamó mamá, estaba con Wan, me contaron entre las dos, casi a los gritos. ¡Imaginate la emoción de mi vieja!
-Ya me imagino. ¡Ay! Después le voy a mandar un mensaje para felicitarla, a ambas. Y ¡felicidades tía! – le dije y corrí a abrazarla.
-Gracias –me dijo Zai entre risas, amaba ver a mi amiga con esa sonrisa imborrable.
-Y entonces a Mardel… -comencé a decir.
-Las llevó yo –concluyó Pepe mi frase.
-Ah, buenísimo. Así no nos perdemos el desfile. ¡Gracias! –le dije con honestidad.
-Nada que agradecer.
-¿Y vos Flor? ¿Venis con nosotros? –le pregunté.
-Me encantaría amiga. Pero acabo de volver de las vacaciones y si les pido más plata a mis papás me desalojan de casa –me respondió riendo.
-Sí, es verdad.
-Será un viaje de a tres. ¡La vamos a pasar muy bien! –comentó entusiasmada y me abrazó mas fuerte ya que seguía encima de ella.
Viaje de a tres… Viaje con Pedro que me tenía confundidísima, que me hacía sentir cosas que no debería sentir siendo que estaba de novia, y con Zaira, mi mejor amiga, su prima, que estaba totalmente empecinada en que podíamos hacer una buena pareja.
No sé qué tan bien podría pasarla yo. ¡Miedo total! Mañana lo averiguaría.

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No es el capítulo más largo ni el mejor que escribí pero algo es algo. PERDÓN por mi demora. No puedo ponerles de excusa ni el estudio, ni problemas "x"... Solo me pasó que estaba totalmente trabada, no sabía cómo expresar, desarrollar las ideas que tengo para la novela. Jajaja. Cosas que pasan. Bloqueos. Pero bueno, acá les dejo un poco más de historia y pronto les traeré más (seguro que antes del viernes que viene, no se preocupen). Se viene un LINDO viajecito.
Para mi que Pau, que piensa que la va a pasar mal, va a ser la que mejor lo pase ;) ¿ustedes que creen?
Espero comentarios de ustedes, que, crean o no me inspiran y ayudan a ponerle más ganas.

Besos y que tengan un gran fin de semana. Nos leemos pronto!! ♥

Agos ☺

3 comentarios:

  1. Muy lindo Agos! y te entiendo, a veces cuesta poner en palabras lo que una quiere expresar! Quedate tranquila que acá estamos esperando para saber qué pasa con estos dos!

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  2. muy lindo cap ami me gusto, me encanta como se va desarrollando la historia besos espero el siguiente

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