Podía ver el camino rodeado de árboles delante mio, ya estábamos frente a la tranquera del campo de los Nara.
El viaje había sido perfecto, a penas agarramos la ruta, Pedro puso su PenDrive en el estereo del auto y fuimos todo el viaje cantando, riendo, haciendo bromas sobre la afinación de uno y del otro. Nada de silencios incómodos, nada de conversaciones que me pusieran nerviosa. Por algo adoraba tanto a este chico, siempre tenía una idea para que la pasaramos bien juntos. Cuando íbamos llegando, bajamos la música un poco y pudimos ir hablando lo más normal de su facultad (que ya había elegido, e iría a la misma que Zai y yo), de qué me pondría para el cumpleaños de su tía, de qué se pondría él, entre otras cosas más, sin un resto de incomodidad. Habíamos recuperado el clima divertido y relajado. Ni un sólo rastro del tenso, que seguramente yo generaba, pobre Pepe, bancando mi locura siempre.
Como buena copiloto me toco bajar del auto para abrir la tranquera. Al hacerlo Pedro aceleró, pasó la tranquera y ¡siguió! Dejándome anonadada a un lado del camino. ¡La casa estaba re lejos de la entrada del campo! Yo lo iba a matar...
Pude ver que a unos cuantos metros frenaba y daba marcha atrás, yo mientras tanto cerraba la tranquera. Estaba en gracioso el chico al parecer. Cuando se detuvo a mi lado podía ver como no se aguantaba la risa, yo lo mire muy seria y me subí al auto sin dirigirle la palabra. Iba a cobrarme esta broma. Fui en silencio hasta la casa y él riéndose. Apenas frenó me baje del auto y me encamine hacia la casa para abrirla pero no llegué a la puerta que sentí como dos manos se pasaban por mi cintura y no me dejaban avanzar.
-No seas enojona -me dijo cerca del oído y creo que se me puso piel de gallina hasta en el dedo chiquito del pie. ¿Cómo podía generar tantas cosas en mi este chico?
-Soy enojona porque vos sos malo -le dije y me solté de su agarre. Fui hasta la puerta y la abrí, él abrió el auto y empezamos a bajar las cosas y dejarlas junto al sillón y sobre él, de la salita de la casa. ¿Tantas cosas quería poner para decorar mi amiga? Bajamos como 6 cajas llenas de adornos, luces, velas y frasquitos.
-Se copó Zai con la deco, me parece, ¿no? -dijo Pepe mientras dejaba la última caja en el suelo.
Lo ignore, amaba hacerme la enojada. Me reí cuando no me veía y fui hasta la cocina. Puse un poco de agua en la pava y encendí el fuego de una hornalla. Así tomábamos un té antes de volver a salir a la ruta.
Baje un par de tazas de la alacena y cuando me di vuelta para llevarlas a la mesa, me topé frente a frente con Pedro, casi tiro las tazas del susto pero él las agarró y las dejó a salvo en la mesada que estaba atrás mío. Dio dos pasos adelante y yo retrocedí uno y me choque con la mesada.
-Más vale que te vuelvas a reír como en el auto Paula Chaves-me dijo haciéndose el amenazante pero sin aguantar mucho la sonrisa que se le quería escapar.
-Lo hubieras pensado antes de hacerme la broma -le dije yo, levantando mis hombros en un clásico "que me importa"-. Además... Si no me río, ¿qué?
-Si no te reís... -me dijo y achicó un poco más la distancia entre nosotros lo que generó una especie de corriente eléctrica por toda mi columna- voy a tener que hacerte... -volvió a dejar en suspenso la frase y no podía sacar mis ojos de sus ojos, estábamos en un duelo de miradas sin final. Levantó una mano y mi panza se revolucionó, moría de ganas de un beso suyo. Con su mano no tuvo mejor idea que empezar a hacerme cosquillas.
-¡No! ¡Peeeedrooooo! -le grité entre risas, mientras intentaba empujarlo.
-Te dije que te iba a hacer reír -me dijo con mirada triunfal, dejando mis costillas en paz.
-Así no vale -le reproche, aún tratando de dejar de reír.
-No aclaramos las reglas, señor juez -me dijo poniendo las manos en alto, declarando su inocencia. Y no pude evitar volver a reírme.
-Te pasas Pepe -le dije con una sonrisa grabada en mis labios y fui a sacar la pava del fuego, el agua ya estaba hirviendo-querés un té, ¿no?
-Si señorita. Gracias -me dijo y se sentó a la mesa luego de buscar dos cucharas y el azúcar.
Yo lleve las tazas con sus saquitos y serví el agua.
Me senté y respire hondo, terminando de relajar mi panza luego del ataque de cosquillas. Pero sin borrar la sonrisa de mi rostro.
Nos quedamos unos minutos allí sentados, en silencio, pensativos, al menos yo estaba pensando, tratando de decidir qué hacer con este chico.
Al terminar mi té me levanté y me puse a lavar mi taza.
-¿Terminaste? ¿Querés que lave la tuya también? -le pregunté mientras secaba y guardaba la mía-. Así dejamos todo ordenadito.
-No, ahora la lavo yo, no te preocupes -me dijo él. Así que fui al baño, así ya estábamos listos para volvernos.Cuando salí, pude ver que él ya había lavado y guardado su taza y me esperaba junto a la puerta-. ¿No pasas ala baño antes de irnos? -le pregunté y me fui hasta la cocina para buscar mi cartera que había dejado sobre la mesa.
-Esperá -me dijo antes de que la tomara y me hizo una propuesta:-¿Querés ir a caminar un poco antes de irnos? No sé, hasta el laguito por lo menos. Así aprovechamos que hicimos el viaje. Y de paso esperamos que empiece a bajar un poquito el sol para volver. Me quedo ciego sino manejando.
Y digamos que casi que no lo dude mucho y accedí a su propuesta. Dejé mi cartera donde estaba, solo tome las llaves de la casa y salimos a caminar.
La caminata empezó en silencio pero enseguida nos pusimos a hablar cualquier tema, con este chico siempre teníamos tema de conversación.
Mientras caminábamos recordé que en el laguito de este campo había tenido lugar nuestro primer beso y me puse un poco nerviosa ante la perspectiva de estar de nuevo juntos, solos, en aquel lugar. ¿Quería que se repitiera la escena?
Después de un rato de caminata, pasamos el montoncito de árboles que rodeaba el lago y nos dirigimos al único banquito que había en una de las orillas.
-Está hermoso el día hoy, ¿no? -me comentó- hace calor pero no sofocante, hay un vientito re suave -iba diciendo pausadamente mientras miraba el paisaje que teníamos a nuestro alrededor y yo aprovechaba para mirarlo a él, mirar sus ojos color caramelo, que estaban super brillantes, miraba su linda naricita, su gesto de paz...- Estoy acá, con vos… Hermoso día -agregó y me miró fijamente, dejandome en evidencia de que tenía mi vista fija en él, por lo que aparte mi mirada, pero enseguida puso una mano en mi mejilla para volver a dejarme frente a él. Se fue acercando a mi, muy lento, manteniendo con suavidad su mano en mi mejilla, se acercaba demasiado lento, ya sabía cuál iba a ser el final de esto, pero se notaba que él tenía miedo, lo notaba en sus ojos, miedo al rechazo, así es que me animé, y acorte de una buena vez esa distancia que nos separaba. Apoyé con suavidad pero bien decidida mis labios sobre los suyos, vi como cerraba sus ojos y yo hice lo mismo. Nos quedamos así, quietos por varios segundos, hermosos segundos, disfrutando de esa cercanía. Suavemente se separó de mí, abrí mis ojos y pude ver como me miraba, con una sonrisa enorme, con ternura pero con picardía, como pidiéndome permiso. Lo único que hice fue sonreírle y esta vez fue él quien achicó la distancia que nos separaba, ahora profundizando el beso, con más ansiedad. Ansiedad que los dos teníamos.
Luego de varios besos mezclados con sonrisas, con mejillas coloradas, con caricias y abrazos, nos quedamos los dos sentados mirando el lago, como el suave viento formaba olitas en la superficie, en paz, sin pensar nada más que en lo bien que la pasamos juntos. No sé hace cuánto que estábamos allí, pero el sol estaba empezando a bajar, las nubes se iban acumulando en el cielo y el vientito ya era bastante fresco, no sabíamos qué hora era porque ambos habíamos dejado nuestros celulares en la casa.
-Creo que ya es medio tarde Pepe -le dije, incorporandome un poco, había estado apoyada en su hombro, con nuestras manos entrelazadas-. ¿Volvemos?
-Uf, me quedaría acá para siempre -dijo suspirando.
-No seas exagerado, mira si se larga a llover, después llega el invierno, hace frío... para siempre es demasiado -le dije poniéndome en cómica.
-Pero qué graciosa señorita… -me dijo y sonrió. Se levantó del banco sin soltarme de la mano y me levantó de un tirón, aún riendo de mi ocurrencia. Volvimos caminando en silencio. Mi cabeza quería hacerme entrar en razón, recordarme que yo tenía novio, pero mi corazón se encontraba, con bombos y platillos, festejando el buen momento que acababa de pasar con Pedro y acallaba a mi mente.
Una brisa más fuerte sopló, el clima estaba cambiando bastante, me agarró frío y me acurruque contra un costado de Pedro y él pasó su brazo por mi hombro.
Cuando entramos a la casa me puse mi saco, menos mal que lo había traído. Y juntamos nuestras cosas, que no eran muchas. Al salir me encontré con Pedro rezongando y quejándose junto a su auto.
-¿Pasó algo Pepé? -le pregunté y sentí que una gota me caía en la cabeza. Miré hacia el cielo y vi como una tormenta se formaba encima nuestro.
-Se pinchó una rueda -me dijo señalando y pude ver la goma totalmente desinflada-. Creo que estacioné sobre una piedra o algo así. Bancame que la cambio, y salimos. Si queres anda adentro Pau, está empezando a llover.
---------------------------------------------
Lo prometido es deuda. Aquí les dejo otro capitulo más de esta historia.
Ahora no les prometo subir mañana porque tengo que preparar un final. Pero yo calculo que el finde estaré subiendo algunos capítulos más.
Besitos a todos. Muchas gracias por leer!!
Y vamos Pepe!!
PD: Puede ser que encuentren algunos errores, fui escribiendo desde el cel y no corregí mucho, luego lo corrijo (serán cuestiones de ortografía, letras comidas, etc... Jaja)
Agos :)

Cuando las sonrisas se nos escapan sin poder controlarlas, ni reprimirlas, cuando todo vuelve a brillar aunque parecía totalmente opaco, cuando una mirada logra distraernos y entretenernos al punto de olvidarnos de todo lo demás… ahí, en ese preciso momento es cuando nos damos cuenta de que "el amor comienza".
martes, 13 de diciembre de 2016
lunes, 12 de diciembre de 2016
Capitulo 23
Era un día muy caluroso y con Zai no habíamos tenido mejor idea que ir de compras al paseo de la Costanera... Andar por estos negocios, por esta zona, me hacia acordar a ese primer paseo que habíamos hecho con Pedro y no podía evitar sonreír y rememorar todo lo que habíamos vivido juntos después de eso.
De repente sentí que me tocaban el hombro y salí de mis pensamientos.
-Pau, te estoy hablando. ¿Qué opinas? -me dijo Zai mientras me hacia frenar frente a la vidriera de una zapateria.
-Si, esas sandalias le re gustarían a tu mamá -le respondí observando la vidriera y eligiendo qué sandalias señalar.
-¿En qué planeta estás Paulita? -me preguntó mi amiga riendo con ganas-. Te estaba preguntando si le digo que sí a Juan para ir ésta noche a su casa o no. Me da cosa... Viste que sus padres se fueron de vacaciones...
-Ah, eso... -le dije. Ahora sí prestandole mi completa atención-. Esta bien que no salen hace mucho, pero se nota que es buen pibe... Igualmente, si vos no queres que pase nada no tiene porque pasarlo...
-Quiero y no quiero. ¡Que indecisión! No sé si estoy completamente lista -me dijo mientras reanudabamos el paso.
-Entonces espera. Yo creo que él te va a respetar -le dije y puse mi mano en su hombro para tranquilizarla-, y sino, no te merece.
-Gracias Pau -me dijo riendo-, tenes razón.
-Y eso que yo soy la menos experimentada, eh -le dije riendo y enseguida se contagió de mi risa.
-Cambiando de tema -me volvió a frenar-, ¿y si dejamos las compras para otro día y vamos a la pileta del club?
-Me parece una idea excelente. Me estoy asando -asentí y cambiamos de dirección hacia la parada del colectivo que nos llevaba de nuevo a nuestro barrio, y nos dejaba cerca del Club.
Una vez en el club, fresquitas, apoyadas en el borde de la pileta, con el agua a la cintura, continuanos nuestra charla.
-¿Le mandaste mensaje a Juan? -le pregunté a Zai-, ¿vas a ir, no?
-Em... -se quedó pensativa por unos minutos y luego me respondió decidida- Si, voy a ir. Voy a ver cómo se dan las cosas, igual yo creo que por ahora no vamos a pasar a mayores, aún...
-bueno, me parece muy bien tu decisión, pero mandale algo amiga, debe estar re ansioso por una respuesta -le dije mientras me imaginaba a Juan comiéndose las uñas y no pude evitar reírme.
-Tenes razón, ya vengo -me dijo y salió de la pileta, rumbo al vestuario donde habíamos dejado nuestros bolsos en los lockers.
Salí de la pileta y me recosté en una resposera que estaba cerca del borde para tomar un poco de sol. Cerré los ojos y me relaje, tratando de no pensar en nada.
A los 5 minutos mas o menos, de que estaba allí tranquila, sentí que alguien acercaba otra reposera a la mia, seguramente Zaira.
-Hola Pau -escuché que me decían y enseguida supe que no era mi amiga quien se había acercado a mi. Una revolución se armó en mi estómago y abrí los ojos enseguida, incorporandome un poco.
-Hola... -le dije y le sonreí, nerviosa- ¿cómo andas Pepe?
-¿Te asusté? -me preguntó riendo.
-Un poco, no sabía que estabas en el Club.
-Zai me dijo que venían y cuando salía del vestuario de chicos me la crucé entrando al de chicas y me indicó dónde encontrarte -me explicó él. Y no se me ocurrió nada más que decir. Me sentía muy nerviosa, no estaba a solas con él desde que lo había acompañado a ver universidades, desde ese apasionado beso en su auto. Y nunca habíamos tocado el tema. Y yo no había ni podido enviarle un mensaje a Martín esa semana, me sentía mal por engañarlo así, pero no podía evitar la atracción que sentía por Pedro.
-¿Pudieron comprar el regalo para mi tía? -me dijo Pedro, sacando un tema de la galera.
-No, nos moríamos de calor, por eso dejamos las compras y nos vinimos lo más rápido que pudimos al club -le conté. Mientras miraba hacia los vestuarios para ver si volvía Zai.
-Y si... Mal día eligieron para ir de compras -acotó, ya incómodo él también, podía notarlo en la tensión de sus hombros-. Me voy a refrescar un rato en la pile y después me vuelvo a unir a ustedes para merendar, ¿dale?
-Dale -la dije sonriendo y se levantó para irse al agua. A los pocos minutos volvió Zai y se sentó en la reposeta que había dejado su primo a mi lado.
Me guiño un ojo y soltó una risita.
-¿Mucho calor amiguis? Estas bordó -se rió un poco más.
-Sos mala. Tardaste mucho en volver... Sabes que no sé qué hacer con tu primo -le reproche.
-Si queres después te doy un par de ideas -me dijo mientras me volvía a guiñar un ojo. Antes de que pueda reprocharle nada, se levantó y se metió a la pileta también.
Más tarde nos sentamos los tres bajo un árbol del parque del club y comenzamos la ronda de mates. Zai nos contaba acerca de la planificación del cumpleaños número 50 de su mamá que sería dentro de dos fines de semana en el campo de la familia. Irían todos sus parientes, que son bastantes, y algunos venían desde realmente lejos. Yo también estaba invitada, por supuesto.
Pondrían gazebos, livings, iluminarian con velas y luces tipo navideñas blancas. Ya me lo imaginaba y seguro que quedaba todo hermoso. Vale aclarar que la fiesta sería desde la tardecita (para disfrutar del anaranjado del atardecer en el campo) hacia la noche.
-Me pidieron mis papás si este finde podíamos ir nosotros a llevar las cosas de decoración, ya que algunos de los parientes lejanos van a estar llegando este viernes, van a estar toda la semana en mi casa... -nos comentó Zai-. Todavía puedo quedarme a dormir en tu casa, ¿no Pau? Así les dejo un lugar más en mi casa.
-Si amiga, no hay problema. Ya les dije a mis papás y no tienen problema -le respondí mientras le pasaba el mate que acababa de terminarme.
-Genial. Gracias -me dedicó una sonrisa y continuó-. Bueno, les decía, la idea es dejar esta semana las cosas de decoración allá, así la semana que viene solo hay que llevar la comida y a nosotros mismos -dijo riendo-, los livings nos los lleva la empresa a los que se la alquilamos, por suerte.
-Si, por mi no hay problema -dijo Pedro. Él era quien principalmente tenía que poder ir, ya que era el conductor.
-Yo hoy les pregunto a mis papás y les digo. No creo que haya drama. ¿vamos y venimos en el día?
-Si, esa es la idea. Solo dejamos las cosas, descansamos un poquito del viaje, sobre todo Pepe que es el que maneja y volvemos.
La semana pasaba y yo seguía sin animarme a comunicarme con Martín, no quería mentirle, pero tampoco sabía como decirle la verdad. Un día lo llamé y cuando atendió, corté. Muy tonta mi actitud, ya que era obvio que iba a devolverme la llamada. Lo atendí, obvio, pero no pude sincerarme... le pregunté por el clima, por el trabajo, por cómo la estaban pasando. Y por suerte habló tanto de su experiencia en Brasil que no tuve que contarle mucho acerca de mi, ni de lo que acá pasaba.
Igualmente, en algún momento tendría que afrontar la realidad.
Ese viernes hicimos los últimos acuerdos con Zai y Pedro, para ir hacia el campo. Como a Zai le había surgido una reunión con la agencia de modelos al medio día del sábado, decidimos salir hacia las cuatro de la tarde recién hacia el campo.
Ya tenía mi cartera lista, con un poco de dinero, llaves de mi casa, un abrigo por si a la vuelta, como iba a ser de noche, refrescaba, solo estaba esperando el bocinazo de Pedro para salir y luego buacar a Zai por la agencia.
A las cuatro en punto el bocinazo sonó y bajé las escaleras al trote, saludando a mis papás de un grito y yendo hacia la puerta de entrada. Lo malo de subir antes que Zai en el auto es que tendría que ir de acompañante y seguía sintiendome incómoda con Pedro, mas con lo que había pasado la última vez que estuvimos solos en el auto. ¡Basta Paula! Me dije a mi misma e intenté relajarme. A esta altura tenía que enfrentar un poquito mejor lo que me pasaba. Y, sobre todo, hablar con Martín cuanto antes.
-Hola Pau. ¿Cómo estás? -me saludó con una gran sonrisa.
-Todo bien, ¿vos Pepe? -le respondí yo, odiando su hermosa sonrisa, que me daba ganar de besarlo, de tocar sus hermosos hoyuelos que se le formaban, pero devolviendole una sonrisa igual.
-Muy bien -me dijo mientras ponía en marcha el auto. Se lo veía de muy buen humor. Yo también lo estaba.
Nos dirigimos hacia la agencia y le envíe un mensaje a Zai avisandole que ya estábamos en la puerta.
"Ahí salgo" - me respondió. Y a los cinco minutos estaba parada al lado de mi ventanilla, de la cual bajé el vidrio para que pudiera hablar.
-Chicos, se me complicó, me tengo que quedar por lo menos dos horas más -nos dijo- y ya va a ser tarde para ir, bah, se nos va a hacer tarde para volver en realidad.
-Uh, bueno -le dije mientras pensaba otra solución-. Vamos mañana, ¿les parece?
-Por mi no hay drama -dijo Pedro.
-No, es que... La reunión de hoy es por un evento que surgió al que tengo que ir mañana. Así que mañana menos -nos dijo Zai y poniendo su mejor cara de inocente agregó:- ya tienen todo el auto cargado además, ¿no se copan a ir ustedes? ¡Porfi!
-Si, tenemos todo acá. Yo no tengo drama, ¿vos Pau? -me preguntó Pedro con una gran sonrisa. Y no quería complicar más las cosas, pero por otro lado me gustaba mucho pasar tiempo con él. Además, tal vez, sin que pase nada más, al menosbhasta que hable con Martín, podíamos limar las esperezas y volver a tener una relación mas fluida.
-Y bueno. Vamos -respondí finalmente, y note un intercambio de miradas sospechoso entre Pedro y Zaira pero elegí creer que solo había sido mi imaginación.
Así que, Zai volvió a entrar a la agencia y nosotros salimos hacia la ruta, rumbo al campo de los Nara.
--------------------------------------------
¡Hola mi gente!
Después de mil años, acá estoy, actualizando, mil perdones por mi ausencia, ya no hay excusa que valga (? Jajaja.
Espero que disfruten éste capitulo y quiero que sepan que está en marcha el siguiente, espero poder ir subiendo con constancia y darle el cierre que esta historia merece.
Si estas leyendo esto es porque sos un/a muy fiel lector/a, así que: ¡GRACIAS!
De paso la usamos para calmar nervios del bailando, jajaja.
Besos y espero que anden muy bien, nos leemos prontito... :)
Los que quieran que les pase por tw las publicaciones... Avisenme a @VerteReirPyP porfi. Gracias de nuevo.
De repente sentí que me tocaban el hombro y salí de mis pensamientos.
-Pau, te estoy hablando. ¿Qué opinas? -me dijo Zai mientras me hacia frenar frente a la vidriera de una zapateria.
-Si, esas sandalias le re gustarían a tu mamá -le respondí observando la vidriera y eligiendo qué sandalias señalar.
-¿En qué planeta estás Paulita? -me preguntó mi amiga riendo con ganas-. Te estaba preguntando si le digo que sí a Juan para ir ésta noche a su casa o no. Me da cosa... Viste que sus padres se fueron de vacaciones...
-Ah, eso... -le dije. Ahora sí prestandole mi completa atención-. Esta bien que no salen hace mucho, pero se nota que es buen pibe... Igualmente, si vos no queres que pase nada no tiene porque pasarlo...
-Quiero y no quiero. ¡Que indecisión! No sé si estoy completamente lista -me dijo mientras reanudabamos el paso.
-Entonces espera. Yo creo que él te va a respetar -le dije y puse mi mano en su hombro para tranquilizarla-, y sino, no te merece.
-Gracias Pau -me dijo riendo-, tenes razón.
-Y eso que yo soy la menos experimentada, eh -le dije riendo y enseguida se contagió de mi risa.
-Cambiando de tema -me volvió a frenar-, ¿y si dejamos las compras para otro día y vamos a la pileta del club?
-Me parece una idea excelente. Me estoy asando -asentí y cambiamos de dirección hacia la parada del colectivo que nos llevaba de nuevo a nuestro barrio, y nos dejaba cerca del Club.
Una vez en el club, fresquitas, apoyadas en el borde de la pileta, con el agua a la cintura, continuanos nuestra charla.
-¿Le mandaste mensaje a Juan? -le pregunté a Zai-, ¿vas a ir, no?
-Em... -se quedó pensativa por unos minutos y luego me respondió decidida- Si, voy a ir. Voy a ver cómo se dan las cosas, igual yo creo que por ahora no vamos a pasar a mayores, aún...
-bueno, me parece muy bien tu decisión, pero mandale algo amiga, debe estar re ansioso por una respuesta -le dije mientras me imaginaba a Juan comiéndose las uñas y no pude evitar reírme.
-Tenes razón, ya vengo -me dijo y salió de la pileta, rumbo al vestuario donde habíamos dejado nuestros bolsos en los lockers.
Salí de la pileta y me recosté en una resposera que estaba cerca del borde para tomar un poco de sol. Cerré los ojos y me relaje, tratando de no pensar en nada.
A los 5 minutos mas o menos, de que estaba allí tranquila, sentí que alguien acercaba otra reposera a la mia, seguramente Zaira.
-Hola Pau -escuché que me decían y enseguida supe que no era mi amiga quien se había acercado a mi. Una revolución se armó en mi estómago y abrí los ojos enseguida, incorporandome un poco.
-Hola... -le dije y le sonreí, nerviosa- ¿cómo andas Pepe?
-¿Te asusté? -me preguntó riendo.
-Un poco, no sabía que estabas en el Club.
-Zai me dijo que venían y cuando salía del vestuario de chicos me la crucé entrando al de chicas y me indicó dónde encontrarte -me explicó él. Y no se me ocurrió nada más que decir. Me sentía muy nerviosa, no estaba a solas con él desde que lo había acompañado a ver universidades, desde ese apasionado beso en su auto. Y nunca habíamos tocado el tema. Y yo no había ni podido enviarle un mensaje a Martín esa semana, me sentía mal por engañarlo así, pero no podía evitar la atracción que sentía por Pedro.
-¿Pudieron comprar el regalo para mi tía? -me dijo Pedro, sacando un tema de la galera.
-No, nos moríamos de calor, por eso dejamos las compras y nos vinimos lo más rápido que pudimos al club -le conté. Mientras miraba hacia los vestuarios para ver si volvía Zai.
-Y si... Mal día eligieron para ir de compras -acotó, ya incómodo él también, podía notarlo en la tensión de sus hombros-. Me voy a refrescar un rato en la pile y después me vuelvo a unir a ustedes para merendar, ¿dale?
-Dale -la dije sonriendo y se levantó para irse al agua. A los pocos minutos volvió Zai y se sentó en la reposeta que había dejado su primo a mi lado.
Me guiño un ojo y soltó una risita.
-¿Mucho calor amiguis? Estas bordó -se rió un poco más.
-Sos mala. Tardaste mucho en volver... Sabes que no sé qué hacer con tu primo -le reproche.
-Si queres después te doy un par de ideas -me dijo mientras me volvía a guiñar un ojo. Antes de que pueda reprocharle nada, se levantó y se metió a la pileta también.
Más tarde nos sentamos los tres bajo un árbol del parque del club y comenzamos la ronda de mates. Zai nos contaba acerca de la planificación del cumpleaños número 50 de su mamá que sería dentro de dos fines de semana en el campo de la familia. Irían todos sus parientes, que son bastantes, y algunos venían desde realmente lejos. Yo también estaba invitada, por supuesto.
Pondrían gazebos, livings, iluminarian con velas y luces tipo navideñas blancas. Ya me lo imaginaba y seguro que quedaba todo hermoso. Vale aclarar que la fiesta sería desde la tardecita (para disfrutar del anaranjado del atardecer en el campo) hacia la noche.
-Me pidieron mis papás si este finde podíamos ir nosotros a llevar las cosas de decoración, ya que algunos de los parientes lejanos van a estar llegando este viernes, van a estar toda la semana en mi casa... -nos comentó Zai-. Todavía puedo quedarme a dormir en tu casa, ¿no Pau? Así les dejo un lugar más en mi casa.
-Si amiga, no hay problema. Ya les dije a mis papás y no tienen problema -le respondí mientras le pasaba el mate que acababa de terminarme.
-Genial. Gracias -me dedicó una sonrisa y continuó-. Bueno, les decía, la idea es dejar esta semana las cosas de decoración allá, así la semana que viene solo hay que llevar la comida y a nosotros mismos -dijo riendo-, los livings nos los lleva la empresa a los que se la alquilamos, por suerte.
-Si, por mi no hay problema -dijo Pedro. Él era quien principalmente tenía que poder ir, ya que era el conductor.
-Yo hoy les pregunto a mis papás y les digo. No creo que haya drama. ¿vamos y venimos en el día?
-Si, esa es la idea. Solo dejamos las cosas, descansamos un poquito del viaje, sobre todo Pepe que es el que maneja y volvemos.
La semana pasaba y yo seguía sin animarme a comunicarme con Martín, no quería mentirle, pero tampoco sabía como decirle la verdad. Un día lo llamé y cuando atendió, corté. Muy tonta mi actitud, ya que era obvio que iba a devolverme la llamada. Lo atendí, obvio, pero no pude sincerarme... le pregunté por el clima, por el trabajo, por cómo la estaban pasando. Y por suerte habló tanto de su experiencia en Brasil que no tuve que contarle mucho acerca de mi, ni de lo que acá pasaba.
Igualmente, en algún momento tendría que afrontar la realidad.
Ese viernes hicimos los últimos acuerdos con Zai y Pedro, para ir hacia el campo. Como a Zai le había surgido una reunión con la agencia de modelos al medio día del sábado, decidimos salir hacia las cuatro de la tarde recién hacia el campo.
Ya tenía mi cartera lista, con un poco de dinero, llaves de mi casa, un abrigo por si a la vuelta, como iba a ser de noche, refrescaba, solo estaba esperando el bocinazo de Pedro para salir y luego buacar a Zai por la agencia.
A las cuatro en punto el bocinazo sonó y bajé las escaleras al trote, saludando a mis papás de un grito y yendo hacia la puerta de entrada. Lo malo de subir antes que Zai en el auto es que tendría que ir de acompañante y seguía sintiendome incómoda con Pedro, mas con lo que había pasado la última vez que estuvimos solos en el auto. ¡Basta Paula! Me dije a mi misma e intenté relajarme. A esta altura tenía que enfrentar un poquito mejor lo que me pasaba. Y, sobre todo, hablar con Martín cuanto antes.
-Hola Pau. ¿Cómo estás? -me saludó con una gran sonrisa.
-Todo bien, ¿vos Pepe? -le respondí yo, odiando su hermosa sonrisa, que me daba ganar de besarlo, de tocar sus hermosos hoyuelos que se le formaban, pero devolviendole una sonrisa igual.
-Muy bien -me dijo mientras ponía en marcha el auto. Se lo veía de muy buen humor. Yo también lo estaba.
Nos dirigimos hacia la agencia y le envíe un mensaje a Zai avisandole que ya estábamos en la puerta.
"Ahí salgo" - me respondió. Y a los cinco minutos estaba parada al lado de mi ventanilla, de la cual bajé el vidrio para que pudiera hablar.
-Chicos, se me complicó, me tengo que quedar por lo menos dos horas más -nos dijo- y ya va a ser tarde para ir, bah, se nos va a hacer tarde para volver en realidad.
-Uh, bueno -le dije mientras pensaba otra solución-. Vamos mañana, ¿les parece?
-Por mi no hay drama -dijo Pedro.
-No, es que... La reunión de hoy es por un evento que surgió al que tengo que ir mañana. Así que mañana menos -nos dijo Zai y poniendo su mejor cara de inocente agregó:- ya tienen todo el auto cargado además, ¿no se copan a ir ustedes? ¡Porfi!
-Si, tenemos todo acá. Yo no tengo drama, ¿vos Pau? -me preguntó Pedro con una gran sonrisa. Y no quería complicar más las cosas, pero por otro lado me gustaba mucho pasar tiempo con él. Además, tal vez, sin que pase nada más, al menosbhasta que hable con Martín, podíamos limar las esperezas y volver a tener una relación mas fluida.
-Y bueno. Vamos -respondí finalmente, y note un intercambio de miradas sospechoso entre Pedro y Zaira pero elegí creer que solo había sido mi imaginación.
Así que, Zai volvió a entrar a la agencia y nosotros salimos hacia la ruta, rumbo al campo de los Nara.
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¡Hola mi gente!
Después de mil años, acá estoy, actualizando, mil perdones por mi ausencia, ya no hay excusa que valga (? Jajaja.
Espero que disfruten éste capitulo y quiero que sepan que está en marcha el siguiente, espero poder ir subiendo con constancia y darle el cierre que esta historia merece.
Si estas leyendo esto es porque sos un/a muy fiel lector/a, así que: ¡GRACIAS!
De paso la usamos para calmar nervios del bailando, jajaja.
Besos y espero que anden muy bien, nos leemos prontito... :)
Los que quieran que les pase por tw las publicaciones... Avisenme a @VerteReirPyP porfi. Gracias de nuevo.
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